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martes, 5 de marzo de 2013

Ana Angélica Bello Agudelo

                                                  


Ana Angélica Bello Agudelo, (1968-17 de febrero de 2013) directora de la Fundación Nacional Defensora de los Derechos Humanos de la Mujer, fue encontrada muerta con un disparo en la boca en el cuarto de su residencia ubicada en el municipio de Codazzi, Cesar. La mujer que desde el 2012 denunció amenazas en su contra, se habría quitado la vida, de acuerdo con la primera versión que manejan las autoridades.

Ante el riesgo de la actividad que lideraba, Bello Agudelo de 45 años de edad, el Ministerio del Interior le asignó dos escoltas. Uno de ellos, junto con la hija de Ana Angélica, fueron las últimas personas en verla con vida.

Según el alcalde Efraín Quintero, la versión que entregó el escolta, porque el otro estaba de permiso, es que el sábado Ana Angélica salió con él y su hija a un establecimiento público y departieron un largo rato, “como a las once y media decidieron regresar a la casa y ella se retiró a su habitación y minutos más tarde se escuchó un disparo. El escolta y la hija corrieron y la encontraron bañada en sangre”, dijo Quintero.

La mujer habría utilizado el arma de dotación que dejó el escolta de permiso guardada en un armario de la casa de la abogada, defensora de los derechos humanos y quien durante el sábado le habría dicho a su hija que estaba aburrida.

Las autoridades iniciaron con las investigaciones para determinar las causas de esta muerte.



Mujer valiente


El 15 de febrero de 2012, Ana Angélica Bello Agudelo denunció en una entrevista a Caracol Radio que las mujeres que defendían los derechos humanos estaban siendo víctimas de violaciones por el actor armado. “prefieren no matarnos, porque si fuera para asesinarnos hacer rato lo hubieran hecho, han tenido la oportunidad”.

También dijo en esa ocasión que el futuro para las defensoras de Derechos Humanos en Colombia era incierto, “pues de las 15 mujeres que cuentan con el apoyo de la Defensoría del Pueblo y otras ONG, cuatro ya fueron violadas”, dijo y aseguró que su hija fue golpeada por un hombre que mientras la agredía le preguntaba por el paradero de ella, lo que calificó como la otra forma de intimidación.




ENTRE TODOS LA MATAMOS PERO ELLA SOLA SE MURIÓ…” [1]



Sobre el terrible asesinato de una mujer en fuga llamada Ana Angélica Bello Agudelo.[2]
de Ángela Botero Pulgarín


Esta frase, esta sentencia, esta manera de decir tan terrible queda que ni pintada para resumir lo que ha pasado con la vida, tortura y muerte de nuestra compañera Ana Angélica Bello Agudelo, hoy más que nunca compañera a la que nunca miré a los ojos y que siempre tendré en la retina de mi corazón. No voy a narrar lo que ella nos contó entre lágrimas, entre amenazas, entre huidas. No voy a olvidar lo que los machos asesinos le hicieron a ella y a sus hijas pretendiendo que ellas no contarán. Pero ellas cuentan, nosotras contamos lo que nos pasa ya que para la justicia y para la sociedad no contamos. Pareciera que somos mujeres no contadas aunque nos cansemos de contar lo que nos hacen ante nuestra imposibilidad de defendernos de este concierto para delinquir en nuestra cuerpa lastimada por siglos de ignominia.

El violador sexual tortura siempre no sólo en el acto de imponer su pene o falo, en nuestra cuerpa desvanecida por la amenaza de la muerte deseada muchas veces antes que pasar por la tortura de tener a un asesino eyaculando en y dentro de nuestro miedo. Miedo e indefensión que nos convierte en un hueco, en orificio en una cosa sobre la que se venga e impone el poder del machismo entero. El violador actúa no sólo en su nombre y no sólo sobre el cuerpo. El, ellos saben que están más protegidos que la víctima, saben que el patriarcado y los patriarcas jurídicos pedirán las pruebas a la víctima y por eso nos hacen tragar las pruebas de su excremento para hacer el mayor daño posible borrando las evidencias que saben que nadie se va molestar en encontrar. Él/los (élllos, en adelante) violadores son secuestradores, son machos que hacen del sexo su arma de dominio y placer y venganza y tortura y reproducción y control. Élllos saben que el miedo como telón de fondo ya está asegurado y también saben que el acceso a la justicia por parte de la mujeres es una violación más, saben que es tan vergonzoso lo que nos hacen que rara vez nos atrevemos a contar y saben más aún, por ejemplo que el estupro es un mito que el patriarcado fórmula para mantener la amenaza sobre las mujeres que cuentan.

La violación sexual es una “categoría disputada en su esencia”[3], imbuida de significado político hasta la médula[4].

A las mujeres que nos atrevemos a contar se nos pone en duda, se nos re-contra-victimiza para que el pacto machista y sus leyes y sus religiones nos cuestionen por no dejarnos hacer sin chistar lo que ellos quieran e incluso por no oponernos lo suficiente. Sí, a algunas de nosotras nos viola el esposo, el novio o el marido. Sí, a otras nos violan los para-militares, policías y militares. Sí, otras nos viola el querido padre o padrastro o algún familiar cercano o lejano que le parece que eso no importa y que para eso estamos. Pero a Ana Angélica la violentaron en sus carnes y en la de sus hijas todo el tiempo, toda la vida toda la muerte y hasta la muerte amén. La colonización de nuestros cuerpos nos ha llevado a que las mujeres mismas nos sintamos culpables y a que muchas veces la familia, la sociedad y aparatos judiciales así lo respalden para no hacer nada pensando que negar la acción oculta el problema cuando lo que hace realmente hace es culpar a la víctima y convencernos de no pedir justicia, de que para eso no hay tiempo ni ganas. Y, entonces el pacto de silencio llega, es mejor no decir nada, pues nosotras las mujeres violadas en nuestra carne y en nuestra alma tampoco nos lo queremos creer. Todas luchamos por olvidar lo que el cuerpo recuerda. En este horripilante tema todos queremos callar. Pero ya basta, pues si nosotras calláramos gritarían hasta las piedras y ya no es posible ocultar las evidencias, las muertas ni las sobrevivientes.

El miedo, la duda, la religión, las leyes nos revictimizan. A tal punto que muchas de nosotras parimos hijos del enemigo por miedo al castigo divino y hasta los curas nos convencen de que así lo quiso dios, pero NO mujeres así nos quiere el patriarcado, heridas, desempoderadas y pariendo hijos para sus guerras.

Yo creo que los mismos violadores quieren reconocer que el acto que hacen contra las mujeres no es tan terrible y los legisladores también. Y se me hace que TODAS nos queremos auto-convencer para no ver la realidad de la gravedad del asunto. La violación como retaliación en una guerra en la que las victimas no tienen armas, dónde pedir justicia es denunciar y esto significa que la respuesta a la exigencia de Derechos Humanos para las victimas tenga como respuestas retaliativas más violencia.

Sí señores y señoras del poder patriarcal, las mujeres le tenemos miedo a la violencia y sobre todo a la violación de nuestros cuerpos y de nuestra vida, eso ustedes lo saben y abusan de su poder y crueldad para que las victimas les guarden el secreto pues es como se nos ha enseñado “si no quiere caldo se le dan dos tasas”, por eso a Ana Angélica le dieron más tazas de lo mismo hasta cansarla tanto que es hasta posible creer que se haya matado obligada como se ha dejado violar obligada para no morir y poder contarlo.

Es fácil creer que ella misma se haya disparado, pues no da para más en un país donde los que hacen justicia son los mismos que violan y juzgan a las mujeres por ponerse en peligro, defenderse es peligroso. El estado y sus cortes /huestes para estatales responden con más violencia. Retaliar a la que no tiene más armas que su historia veraz y dolorosa es un acto de crueldad superior a cualquier fuerza

Ella, la matada a tramos, la asesinada a cálculo perfecto tenía mi misma edad, cuarenta y cinco años y la mayor parte de ellos huyendo, corriendo de aquí para allá. Yo, contrario a ella estoy viva y atravesé la frontera, pues todas las mujeres violadas queremos huir, unas lo logramos otras no. Para muchas de nosotras es posible la seguridad al atravesar fronteras, para otras es imposible y solo pueden atravesar fronteras entre pueblos y entre ciudades.

Emigrar, desplazarse, irse obligadas por las circunstancias y empujadas por la violencia es una obligación para salvaguardar la vida y los recuerdos. Mi madre me dice que la única de la familia que puede correr sola soy yo que no he tenido hijos, pero ella, Ana Angélica Bello Agudelo no podía correr sola, pues tenía tres mujeres y un varón a los que proteger en su huida, es muy difícil correr con cuatro encima y sin embargo ella los logró poner a salvo de la muerte pero no de la vida asignada de tortura permanente y violencia sexual. La fabricación de la muerte de la abogada Ana Angélica Bello Agudelo ha sido lenta, truculenta, sediciosa, ensañada. Señores machos de la injusticia pueden hacer algo o todavía con todas las pruebas a mano pueden seguir argumentando que esto nos pasa por bocazas, por atrevernos y no por ser mujeres y ustedes lo hacen por venganza y no por ser machos. Y digo todos ustedes los que son capaces de justificar y defender a las violaciones y los asesinatos de las mujeres que sólo queremos justicia y bienestar para la humanidad.

De todas formas sea como sea estoy segura que ANA ANGELICA BELLO AGUDELO no decidió matarse, la decisión la tomaron otros por ella y desde hace mucho tiempo y no la supimos proteger. Por eso hoy con este texto quiero hacer mi pequeño aporte para que ella viva y su nombre y su lucha siga conmigo como mujer sobreviviente al estupro brutal que me hundió pero no me venció aunque me llevó a un fondo del que salí como ave fénix, como mujer resiliente y luchadora como ANA ANGELICA BELLO AGUDELO contra la violencia sexual que lleva consigo el sexo forzado, el desplazamiento forzado y la muerte forzada

Para terminar quiero decirles que queda mucho por decir sobre este caso, que no es para nada aislado pero que contrario a otras violaciones y muertes silenciadas nos sirve para hacer escándalo y para volver a contar hasta que griten las piedras que llevar a una mujer a la muerte aún sabiendo las consecuencias que puede tener su voz pública es demostrar que esta guerra no tiene límites por ningún lado. La vendetta de los violadores y asesinos está servida. Nos han hecho un gran jaque y nos han matado a la reina negra[5], a ver peonas si nos enrocamos y nos protegemos de tantos indeseables y repugnantes actores armados de machismo sexual que son todos estos violadores emparados por la in-justicia y por la corrupción moral y sexual propia del patriarcado.

Dejo aquí mi reflexión sólo por el cansancio y para descargar mi rabia y mis saberes como una oración a las muertas y a las sobrevivientes de esta masacre, de este Feminicidio anunciado, de esta represalia, de esta triste realidad como y parodiando un conocido titulo de Garcia Marques “de la increíble y triste historia de Ana Angélica Bello Agudelo y los violadores desalmados”. Sí, hoy que me siento más huérfana que ayer y a la vez más fuerte para escribir sin miedo.

“Entre todos la mataron pero ella solita se murió....es un crimen anunciado, una violación continuada, una injusticia anunciada. Espero tener fuerza para escribir largo y tendido sobre esta mujer que ha muerto por todas nosotras para resucitar en nosotras la indignación más profunda contra el patriarcado y su guerra misógina y sin cuartel contra nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestra vida. A luchar guerreras y a no parir más vida en esta tierra de muertas[i]


[i] Nota a la primera noticia escrita en feacebook como reacción primera a la noticia sobre la “muerte” de Ana Angélica Bello Agudelo


[1] Refrán español que le escuché por primera vez a Luisa Torres refiriéndose a la situación de mujeres emigradas frente al aborto en España. Rastreando su existencia se encuentran referencias en la guerra civil española.


[2] Ver más información en las últimas entrevistas concedidas por esta activista defensora de los Derechos Humanos en el Desplazamiento Forzado en Colombia. http://www.semana.com/nacion/articulo/la-ultima-entrevista-angelica-bello/333965-3
www.vanguardiavalledupar.com/.../74439-homicidio-o-suicidio-ana-angelica-bello-un-caso-del-que-piden-claridad
onu lamenta fallecimiento defensora dh ana angélica bello
antillas1.blogspot.com/.../onu-lamenta-fallecimiento-defensora-dh.html

[3] Eric Reitan, “Rape as an Essentially Condested Concept”, Hypatia, nº 16,2 (primavera de 2001).pp43-66
[4] Joanna Bourke. Los violadores. Historia del estupro desde 1860 hasta nuestros días. Traducción al castellana para España y América: critica diagonal. Barcelona 2009

[5]Tras el espejo del capitalismo global: Violencia Sexual al otro lado: el cuerpo visible. Jaque a la reina negra. Ángela Botero Pulgarín e Inma Lozano. ACSUR. España 2011.

http://www.elpaisvallenato.com/html/noticias/2013/febrero/17/5804497investiganmuerte.html

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