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viernes, 14 de marzo de 2025

Victoria Sendón de León escritora y filósofa feminista




Victoria Sendón de León (Alicante,  14 de marzo de 1942) es una filósofa, activista feminista y escritora española.

Nació en Alicante donde residían sus padres en 1942. Su madre era de Bilbao y su padre de Santiago de Compostela. Creció y estudió en Madrid licenciándose en Filosofía en la Universidad Complutense. En 2015 se doctoró en la Universidad de Sevilla con la tesis Una civilización de referencia y su crisis sistémica.

Entre los años 60 y 70 se dedicó a la docencia como profesora agregada de filosofía en diversos institutos de enseñanza media de Madrid y Cataluña, trabajo que compatibilizó con sus escritos.

Desde el activismo, en 1974 se incorporó al grupo Mujeres Universitarias y poco tiempo después participó como iniciadora del Seminario Colectivo Feminista junto a Cristina Alberdi, Paloma Saavedra, Marisa Goñi y Carmen Sarmiento.

También fue colaboradora de la revista Vindicación, fundada por Lidia Falcón y a principios de los 80 en Barcelona de la revista Dones en lluita incorporándose al movimiento feminista de la ciudad.

En 1981 publicó su primer libro: Sobre, diosas, amazonas y vestales utopías para un feminismo radical.

En 1982 trasladó su residencia a Bilbao y centró su dedicación profesional como guionista y realizadora de medios audiovisuales durante más de una década. Colaboró con el Instituto de la Mujer en programas de coeducación y en Televisión Española donde fue guionista del programa "La España Herética" a partir del libro del mismo nombre que publicó en 1986.

En 1992 dirigió y guionizó la serie El mundo que viene sobre la situación de las mujeres en Andalucía para Canal Sur a instancias del Instituto Andaluz de la Mujer dirigido por Carmen Olmedo.

También en los 90 formó parte de la asociación feminista Ágora. Fruto de las reflexiones del grupo en 1994 publicaron el libro colectivo Feminismo holístico: de la realidad a lo real.​ En este periodo Sendón realiza con frecuencia viajes a América Latina donde participa en seminarios y dicta conferencias, especialmente en México, Argentina, Chile y Colombia.

Las reflexiones elaboradas en este periodo son publicadas en los libros Marcar las diferencias (2002) y Mujeres en la era global (2003) respectivamente.

Sendón fue pionera en el feminismo español en la utilización de Internet como espacio de comunicación.​ Desde su creación en 1997 fue habitual colaboradora del espacio feminista digital Mujeres en Red​ donde en el año 2000 publicó el original electrónico de uno de sus textos históricos "¿Qué es el feminismo de la diferencia? (Una visión muy personal)"​ En 2005 creó su propio blog "Casandra" en el que publicó hasta 2014 de manera periódica reflexiones sobre la actualidad desde una mirada feminista y de crítica social.

En 2006 creó la Fundación Matria que ella misma presidió y que definió como una organización humanista feminista, laicista, ecofeminista y bajo una perspectiva integradora.​ En el mismo año publicó Matria: el horizonte de lo posible.


Destacada en su trayectoria de pensamiento y activismo por su transgresión y su apuesta por la ruptura con el pensamiento estereotipado​ en febrero de 2014 aceptó posar para una revista a modo de supuesta activista Femen mostrando sus senos en un reportaje sobre nuevos feminismos. "Sin silicona, sin bótox, sin abdominales, con cicatrices y marcada por la inevitable acción de la ley de la gravedad. ¡Qué patético! Pero no, ¡qué va! A mi edad me importa un bledo todo eso y valoro mucho más el gozo de haber llegado hasta aquí con el mismo espíritu joven de antaño y asumiendo que soy mortal, como el Sócrates del silogismo. ¡Albricias! (...) ser una Femen más no significa únicamente ser hembra, simbólicamente femenina y mujer, sino –y sobre todo– seguir siendo radicalmente feminista en su versión amazónica. La revolución llama a las puertas del presente." escribió en el texto que acompañaba la fotografía.

De 2017 a 2019 fue miembro del "Círculo Transparentes" de Podemos​ formado por mujeres mayores de 50 años que quieren hacerse visibles tanto dentro como fuera de Podemos en febrero de 2017 se presentó como candidata a representante de los Círculos sectoriales en el Consejo Ciudadano de Podemos.





Considerada en los inicios de su pensamiento feminista como una de las representantes en España del feminismo de la diferencia, a finales de 2008 consideraba que:
Respecto del feminismo de la diferencia, no me refiero al del grupo italiano de la Librería de la Donna (Milán) –hablar de la diferencia sexual resulta baladí–, sino a la diferencia como valor en sí mismo. Defiendo la diferencia por su cualidad y como deconstrucción de un igualitarismo que no se cuestiona el modelo de mundo ya que ser iguales en un modelo de mundo que no nos convence carece de significado. Igualdad de oportunidades en este mundo patriarcal es una igualdad muy limitada, muy sesgada.

En relación al feminismo de la igualdad considera que éste atiende parcelas necesarias para el avance democrático pero que una "revolución" va más allá de la igualdad.

Sendón evoluciona en su pensamiento hacia lo que denomina "feminismo integral u holístico".
Frente a la contraposición de patria relacionada con estados y conceptos fundados por el patriarcado, que -considera- sólo han servido de confrontación interpersonal e interterritorial Sendón reivindica La matria.






Publicaciones 

Matria: el horizonte de lo posible. – Madrid: Siglo XXI, 2006
Mujeres en la era global: contra un patriarcado neoliberal. - Barcelona: Icaria, 2003
Marcar las diferencias: discursos feministas ante un nuevo siglo. - Barcelona: Icaria, 2002
Feminismo holístico. - Madrid: Cuadernos de Ágora, 1994
La España herética. - Barcelona: Icaria, 1993
Agenda Pagana. - Madrid: Horas y horas, 1991
Más allá de Ítaca. Sobre complicidades y conjuras. - Barcelona: Icaria, 1988
Sobre, diosas, amazonas y vestales utopías para un feminismo radical. – Madrid: Zero, 1981
Aborto / Cristina Alberdi, Victoria Sendon de León. - Barcelona: Bruguera, 1977



https://www.facebook.com/victoria.sendondeleon
https://lapaginadelbarrio.wordpress.com/2016/05/13/18-mayo-conferencia-victoria-sendon/
http://es.wikipedia.org/wiki/Victoria_Send%C3%B3n_de_Le%C3%B3n
http://www.revistafusion.com/2004/abril/entrev127.htm
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viernes, 29 de noviembre de 2024

Laura Bassi filósofa, profesora y científica italiana


Laura Bassi (Bolonia,  29 de noviembre de 1711 - Bolonia, 20 de febrero de 1778 ) fue una filósofa, profesora y científica italiana.


Niña prodigio, recibió instrucción en matemática, filosofía, anatomía, historia natural y lenguas de Gaetano Tacconi, Profesor de Medicina en la Universidad de Bolonia. Bassi desarrolló interés por la ciencia y fue alentada por su familia y amigos, entre ellos el Cardenal Próspero Lambertini (futuro Papa Benedicto XIV), para buscar un puesto académico.


El 17 de mayo  de 1732 la Universidad de Bolonia le concedió un doctorado honorario, debido a sus evidentes capacidades intelectuales. De nuevo el evento levantó gran interés y, en un acto público que tuvo lugar en el pabellón de Hércules del Palacio Comunal, Bassi recibió una corona de laurel de plata y dio un discurso de aceptación en latín. También fue escrita una poesía en su honor.

El 27 de junio, con el fin de obtener una plaza de profesora en la Universidad de Bolonia, se sometió a un examen público, que de nuevo fue un éxito, con el que obtuvo una plaza de profesora de física, con un salario de 500 liras al año; convirtiéndose así en la primera mujer en obtener un puesto de profesora de física en una universidad.

En octubre de ese mismo año dio su primera conferencia en la universidad y a ella acudieron personalidades tanto de dentro como de fuera de la comunidad académica. La conferencia se tituló De corpore aqua naturali Elemento aliorum corporum parte universi y posteriormente fue publicada.
Medalla en honor de Laura Bassi.


Para conmemorar todos estos eventos, el Senado de Bolonia creó una medalla en su honor, en la que ella aparecía en una cara y Minerva –la diosa de la sabiduría– en la otra, junto con la inscripción ‘Soli cui fas vidisse Minervam.‘


Como mujer, hasta entonces había tropezado con numerosas dificultades. Por ejemplo, podía celebrar conferencias públicas sólo con el consentimiento del Senado. En 1749, para paliar estas dificultades, inauguró un laboratorio privado, que se hizo famoso en toda Europa y acogió a científicos de renombre y jóvenes destinados a ser famosos. Sólo en 1776 el Senado de Bolonia le concedió la cátedra de física experimental en el Instituto de Ciencias.

Estas dificultades se vieron un poco aliviadas cuando en 1738 se casó con el médico y físico Giuseppe Veratti. Según ella misma comenta: ‘He elegido a una persona que camina por mi misma senda de aprendizaje y por su larga experiencia estoy segura que no me disuadirá de ella.’

Su matrimonio le facilitó la carrera profesional, a pesar de los doce hijos que tuvo, ya que a partir de ese momento era su marido, en vez del Senado, el que debía concederle los permisos necesarios para impartir conferencias públicas y desarrollar algunos otros aspectos de su profesión. La pareja compartió no solo vida doméstica sino también trabajo profesional y curiosidad intelectual.

En 1745 el ya Papa Benedicto XIV creó una nueva sección en el Instituto de Ciencias, la Benedettini, con el objetivo de estimular nuevas investigaciones científicas en Bolonia, siguiendo el modelo de la Academia de Ciencias de París. Veinticuatro académicos fueron aceptados entre los Benedettini, con una recompensa económica de cincuenta liras a condición de que presentasen al menos un trabajo anual sobre nuevos hitos científicos. Bassi no estaba entre los veinticuatro nombrados inicialmente, pero ella no se conformó y solicitó, a través de un amigo influyente, ser incluida en este selecto grupo. El Papa creó una nueva plaza, la vigésimo quinta, entre los Benedettini para que fuese ocupada por Bassi.

A pesar de ser ya una mujer casada, en 1749 –de nuevo para paliar las dificultades que tenía en el desempeño de su profesión– inauguró junto a su marido un laboratorio y una escuela privada de física experimental en su domicilio, que pronto se hizo famosa en toda Europa, y acogió tanto a personas de ciencia de renombre como a estudiantes con interés sobre todo en la física newtoniana, toda una novedad en ese momento y que no era todavía contemplada en los cursos de la universidad. Sus potentes conocimientos de física y matemáticas, junto con su formación pionera en las teorías de Newton que contrastaba con los enfoques tradicionales de sus colegas, hicieron de Bassi una figura clave en la difusión de la ciencia newtoniana en Italia. Esta fama que adquirió con su docencia privada le valió también un aumento de sueldo, que ella reclamó, en la universidad.

En 1776, cuando Paola Battista Balbi murió, dejando una vacante en la Cátedra de Física Experimental del Instituto de Ciencia, ligado a la Academia de Ciencia, el marido de Bassi era asistente de Balbi. A pesar de que él hubiera sido la opción más obvia para relevar a Balbi, Bassi presentó su candidatura. Finalmente, parece que por sus destacadas habilidades en matemáticas, fue ella la nombrada para ocupar dicha cátedra, con su marido, Veratti, como su asistente; siendo nombrada además Presidenta del Instituto. Cuando Bassi murió dos años más tarde, su marido asumió el cargo y posteriormente fue sucedido por su hijo Paolo que mantuvo el cargo hasta 1796.




Publicó más de treinta trabajos, de entre ellos una buena parte fueron sobre física newtoniana y cartesiana, siendo de las primeras personas que explicó física newtoniana en Italia. Algunas de sus disertaciones en latín fueron publicadas en los “Comentarios del Instituto de Bolonia” y muchas de sus conferencias se han conservado manuscritas.

Honores
Un cráter del planeta Venus fue bautizado Bassi en su honor.
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lunes, 5 de septiembre de 2022

Claudia Card escritora, docente y filósofa feminista



Claudia Falconer Card (30 de septiembre de 1940 - 12 de septiembre de 2015) fue profesora de Filosofía  en la Universidad de Wisconsin-Madison, con especial atención  docente en Estudios de la Mujer, Estudios Judíos, Estudios Ambientales y Estudios LGBT.

Ella desafió a sus estudiantes a no solo ser mejores académicos, sino mejores personas, personas que entendieran nuestro impacto político, moral e intelectual en el mundo”.

Card recibió el prestigioso Premio Hilldale de UW-Madison para las artes y las humanidades en 2011, un honor que ella dijo que "se siente como una recompensa por toda mi carrera.”

“Me encanta ser profesora”, dijo Card al Wisconsin State Journal en enero. "Creo que es una gran vida".


Obtuvo su B.A. de la Universidad de Wisconsin–Madison (1962) y su M.A. (1964) y Ph.D. (1969) de la Universidad de Harvard, donde escribió su disertación bajo la dirección de John Rawls. En la Universidad de Wisconsin, fue asesorada por Marcus George Singer, quien la animó a obtener un doctorado en Harvard y luchó por su permanencia en UW Madison. (fuente, MG Singer & C. Card conversaciones y escritos).


Card se unió a la facultad en el departamento de filosofía de Wisconsin directamente de sus estudios en Harvard. Ocupó cátedras visitantes en The Goethe Institute (Frankfurt, Alemania), Dartmouth College (Hanover NH) y la Universidad de Pittsburgh. Escribió cuatro tratados, editó o coeditó seis libros y publicó cerca de 150 artículos y reseñas. Presentó casi 250 artículos en conferencias, colegios y universidades y apareció en 29 transmisiones de radio. Pronunció la Conferencia John Dewey en la División Central de la Asociación Filosófica Estadounidense (APA) en 2008. En abril de 2011, Card se convirtió en presidente de la División Central de la APA.[4] Su discurso presidencial fue "Sobrevivir a las atrocidades masivas a largo plazo: U-Boats, Catchers y Ravens". En 2013, fue invitada a dictar las Conferencias Paul Carus, una serie de tres conferencias impartidas a la APA; estos debían ser entregados en la División Central en 2016.

En 2011, Card recibió el premio Hilldale de la Universidad de Wisconsin por su excelencia en la enseñanza, la investigación y el servicio. Al nominarla para este premio, el director de su departamento, Russ Shafer-Landau, dijo: "Sus libros y artículos se han vuelto tan esenciales para el pensamiento feminista como lo es Das Kapital para la teoría laboral. Simplemente no se puede hacer feminismo sin leer Card, y incluso si no lees a Card, el feminismo de hoy lleva su marca tan profundamente que es posible que ni siquiera te des cuenta de que de alguna otra manera has digerido sus perspectivas teóricas".




La investigación de Card se centró principalmente en la ética y la filosofía social, incluida la teoría ética normativa; ética feminista; Ética medioambiental; y teorías de la justicia, el castigo y el mal. Prestó especial atención a las teorías éticas de Kant, Schopenhauer y Nietzsche, y había leído mucho sobre historia, sociología y testimonios de sobrevivientes. En la década de 1970, Card fue una de las primeras miembros activas de la Midwest Society for Women in Philosophy y fue pionera en articular la filosofía feminista lesbiana. Apoyó una variedad de investigaciones y activismo LGBT a lo largo de su carrera. En 1996, la Society for Women in Philosophy (SWIP) la eligió Filósofa Distinguida del Año. Card había tomado previamente algunas posturas controvertidas, como argumentar en contra del matrimonio, con el argumento de que otorga a cada parte derechos sobre la persona del otro que nadie debería tener, y por ser especialmente peligroso para las mujeres dentro del patriarcado. Mientras que otros pintaban imágenes color de rosa de la igualdad en las relaciones lesbianas, el realismo de Card se manifestó en su articulación de los peligros del maltrato a lesbianas. Defender a los oprimidos y a las personas en situación de riesgo marcó su trabajo desde el principio, en su clásico y todavía citado "Sobre la misericordia". Más adelante en su carrera, su trabajo se centró en comprender la naturaleza del mal. [9] Abordó temas de racismo, sexismo, opresión, desarrolló una teoría del genocidio como muerte social, desarrolló teorías de militarismo, castigo, y ya en 1996 instó a que la violación sea vista como un arma de guerra.

Antes de su muerte, el trabajo de Card desarrolló una concepción secular del mal, que apareció en dos volúmenes de una trilogía prevista, The Atrocity Paradigm: A Theory of Evil. Se dedicó un número de Hipatia al libro] Estos dos volúmenes reunieron a 20 filósofos que comentaron el trabajo de Card.




El segundo libro de la trilogía es Confronting Evils: Terrorism, Torture, Genocide. En él, Card examinó su relato de la atrocidad como paradigma del mal, refinando y ampliando los puntos de vista desarrollados en el primer libro, con atención al mal estructural, el papel del daño y la importancia de la culpabilidad. Argumentó que los males son inexcusablemente malos y que no necesitan ser extraordinarios. También indicó que debemos prestar atención a los males que ocurren con tanta frecuencia que tendemos a pasarlos por alto. Ella aplicó, probó y amplió este relato revisado al examinar los errores morales del terrorismo, la tortura y el genocidio. Mientras escribía este segundo libro de la trilogía, Card también coeditó una colección de artículos filosóficos sobre las secuelas del genocidio.


 Card trabajó extensamente en el tercer libro de la trilogía, Surviving Atrocity. Este libro se basó en su discurso presidencial de la APA de 2010 y mantuvo un enfoque en las atrocidades masivas. El libro también incluyó atención para sobrevivir a atrocidades masivas a largo plazo, pobreza y misoginia global y local.


A Card se le diagnosticó cáncer de pulmón en el verano de 2014, se sometió a tratamiento y parecía estar bien. Sin embargo, a principios de 2015, mientras asistía a la reunión anual de la Asociación Filosófica de Ohio, donde fue la oradora principal invitada, en la Universidad Baldwin Wallace en las afueras de Cleveland, Ohio, Card colapsó en su habitación de hotel. Fue tratada en la Clínica Cleveland, donde se enteró de que su cáncer había hecho metástasis. Después de un tratamiento de radiación, meses de rehabilitación y terapia, Card murió, rodeada de su familia, el 12 de septiembre de 2015, a la edad de 74 años, 18 días antes de cumplir 75 años.






 Agradezco a Ana M Bach y a Claudia Laudano que nos informaron en 2015 sobre la muerte de esta filósofa 

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lunes, 11 de abril de 2022

Clara Fontana periodista y escritora


Nuestro homenaje a esta mujer tan importante en el feminismo, que nos dejó el 11 de abril de 2016 .

Clara Kischnir, que como periodista fue conocida como Clara Fontana era egresada de Filosofía de la U.B.A.  Dedicó su vida profesional al periodismo cultural, especialmente al cine y al teatro.

Sus amplios aportes en ese ámbito le valieron una distinción de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la República Argentina (Premio Cóndor de Plata a la Trayectoria).

Entre sus publicaciones hay que destacar su investigación sobre el cine de María Luisa Bemberg (Centro Editor de América latina, 1993).

En su prédica feminista organizó y presidió en 1989 el II Congreso Latinoamericano de Filosofía de Género y a partir de 1992 promovió a lo largo de varios años, uno de los pocos Seminarios de Filosofía de Género que se hayan dictado, en el Museo Roca - Instituto de Investigaciones Históricas. Estuvo  en Beijing, en el Encuentro Feminista de San Bernardo y en muchos encuentros de mujeres. Fue la primera presidenta de la Asociación Argentina de Mujeres en Filosofía. 


Cuando pase el temblor

La periodista Clara Fontana presenta Ya nadie escribe cartas de amor, filosofía de la vida cotidiana, muchos textos posibles de una pionera que mira con lupa un mundo cambiante.


  Por "Luciana Peker"
“En la vida corriente, los seres humanos miramos el reloj y creemos que medimos el tiempo. Pero en un sentido más dramático, es el Tiempo el que nos mide a nosotros. Si bien el progreso de la ciencia alargó la probabilidad de vida, en otro lugar, en el mercado de trabajo (que es también un mercado de vida), nos explican que cuarenta años es una ‘edad’. ¿Y en los juegos del amor? Basta ver los anuncios que ofrecen juventud a las mujeres y virilidad a los hombres para advertir que nuestro cuerpo es una de las medidas del tiempo”, escribe Clara Fontana en uno de los noventa y dos textos cortos que componen el mosaico de reflexiones de (muchas) épocas en Ya nadie escribe cartas de amor, filosofía de la vida cotidiana, de Editorial Antigua.

Clara es filósofa y nació el 31 de mayo de 1926. Las mujeres no votaban, no decidían sobre sus hijxs, no podían votar leyes, ni tenían leyes que las defendieran. Clara, en realidad, es Clara Kuschnir, pero la nombraron Fontana a los 19 años, para que pudiera trabajar en Radio Belgrano en un momento donde las pronunciaciones difíciles se dejaban fuera de micrófono. Fue pionera en hablar y en escribir. Trabajo en Claudia, Café con Canela, Luna y se definió feminista mucho antes que la perspectiva de género entrara en los manuales académicos.

En 1982, la dictadura militar publicó una solicitada (“Papá, ¿qué hiciste en la guerra?”) que apelaba a la adhesión masculina al terrorismo de Estado a través del fervor bélico por una causa justa injustamente utilizada. Ella promovió la organización de una gran juntada de mujeres –en épocas clandestinas para cualquier forma de organización– y la publicación de la réplica: “Mamá, ¿qué vas a hacer en la paz”, con la firma de mil mujeres de todas las procedencias políticas. La proclama contra el servicio militar obligatorio fue uno de los inicios del Primer Encuentro de Mujeres, de 1986, en el Centro Cultural San Martín, de los que Clara fue una de las promotoras e integrantes de la comisión organizadora. Casi tres décadas después, los encuentros ya son parte de la identidad de género del país.

Clara tiene 88 años y todo lo mira con lupa porque su mirada se esfuerza y agudiza con el transcurso del tiempo vivido por una mujer con un pie en cada siglo. En su libro se rastrean orígenes históricos, tiempos olvidados y análisis de un cambio demasiado vertiginoso para ser deglutido con un simple “me gusta”. Ahora todo se escribe con el fervor de los pulgares para arriba. Pero Clara rescata el pulso de la mano impreso en el baile de las letras embebidas en tinta. “Ya nadie escribe cartas, de las verdaderas, de puño y letra, cargadas de vacilaciones y suspiros, cartas apasionadas, cartas de amor maternal, cartas de amiga. Del correo llueven propuestas publicitarias, avisos de bancos y boletas de impuestos. Los avances de la técnica desbordan nuestra intimidad. ¿Por qué? Porque hay una comunicación intensa, personal e intransferible, que la tecnología todavía no sabe traducir. Es el temblor que la mano imprime a la letra”, redacta ella, una dama antigua en el más clásico y moderno de los sentidos, sin nostalgias demodé, pero sí con el rescate de un feminismo que, además de oponerse a todas las formas de violencia, puede detenerse en la muñeca encandilada por la pasión de escribir y escribir por amor en cartas que son almacenadas para siempre, sin papeleras digitales que borren las huellas digitales de la inspiración.

También habla de los maridos en una definición que no tiene fecha de extinción: “Afuera sigue esgrimiendo su encanto personal. Pero en casa, ¡ay! ¿Dónde han quedado sus ideales de igualdad y solidaridad? ¿Dónde las causas justas? ¡Qué autoritario se ha vuelto el progre! En cuanto cruza el umbral de la puerta de calle, el Doctor Jekyll se transforma en el peligroso Mister Hyde”.

Gracias a RIMApor su información . 
http://res-publica.com.ar/Feminaria/Feminaria12.pdf
http://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-606282539-maria-luisa-bemberg-clara-fontana-estado-muy-bueno-_JM
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-9338-2014-12-04.html
http://www.editorialantigua.com.ar/index.php/16-autores/72-clara-fontana
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lunes, 13 de julio de 2020

Jeanne Hersch filosofa


Jeanne Hersch (Ginebra, 13 de julio 1910, -ibid 5 de junio del 2000) fue una filósofa suiza de origen judío polaco, internacionalmente reconocida, cuya obra tiene como eje central el concepto de libertad. Fue profesora de filosofía en la Universidad de Ginebra, directora de la división filosófica de la Unesco, y representante de Suiza en el consejo ejecutivo de esta misma organización. Fue compañera sentimental del político y profesor de universidad André Oltramare.


Era hija de inmigrantes judíos polacos. Su padre, Liebmann Hersch, era profesor de demografía y de estadística en la Universidad de Ginebra; su madre, Liba Lichtenbaum, tenía formación médica, sin embargo nunca ejerció esta profesión, en cambio trabajó en la Sociedad de Naciones, en la sección de desarme. Ambos eran militantes del Bund, movimiento socialista judío y laico, por lo que la educación de Jeanne estuvo impregnada de nociones de justicia social, de democracia y de libertad.


Después de la escuela secundaria, entró en la facultad de Letras de la Universidad de Ginebra en 1928, donde obtuvo su licenciatura en 1931 (con un trabajo sobre Henri Bergson), y donde tuvo como profesor a André Oltramare quien más tarde será su compañero sentimental.

Completa su formación en varias estancias en el extranjero: entre 1930 y 1933 en París, en la Escuela práctica de los elevados estudios, y posteriormente en dos universidades alemanas: la Heidelberg, donde estudia filosofía con Karl Jaspers (a quien considerará siempre su maestro y de quien traducirá las principales obras para darlo a conocer al público francoparlante), y en la universidad de Friburgo de Brisgovia, cuyo rector en esta época (1933) no es otro que Martin Heidegger. Presencia la llegada del régimen hitleriano y regresa a Ginebra, donde adquirió la nacionalidad suiza en 1931.

Como joven maestra, publicó su primer libro filosófico L'illusion philosophique en 1936, con el que ganó el Premio Amiel. En él, presentó la historia de la filosofía desde Platón y Aristóteles como una cadena de ilusiones relativizadas, que solo se resolverían con el conocimiento de Jaspers de que nada se podía saber. Esto le dio a Hersch la oportunidad de declarar la libertad como el punto de partida de todo pensamiento y convertirla en la base de su propia filosofía.


Ocupa una plaza de profesora de francés, latín y filosofía en la Escuela internacional de Ginebra de 1933 a 1956.

Desde 1956 enseña filosofía en la Universidad de Ginebra, donde será nombrada profesora ordinaria en 1962, siendo la primera mujer profesora de filosofía en esta universidad.

Comienza muy temprano su obra escrita publicando a los 26 años una labor de filosofía, La ilusión filosófica, donde cuenta su descubrimiento de la filosofía a través de las tesis existencialistas de Karl Jaspers.

Su influencia intelectual le vale reconocimiento internacional y en 1960 es llamada a crear y dirigir la división de filosofía de la Unesco; en 1966 es nombrada la representante de Suiza en el consejo ejecutivo de esta organización de las Naciones Unidas.

En 1968 para celebrar el 20.º cumpleaños de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, emprende una labor capital, El Derecho de ser humano, en el cual reúne millares de textos de culturas y de épocas diferentes que evocan la dignidad de la persona.


En 1939, se adhirió al partido socialista ginebrino. ​Como intelectual, se posicionó a menudo sobre los problemas políticos de su tiempo, y se compromete siempre por la libertad del individuo contra los poderes que la amenazan, lo mismo se trate de gobiernos o de ideologías. Anunció siempre sus convencimientos personales, incluso cuando eran opuestos a las posiciones del partido socialista, por ejemplo sobre las políticas ante la droga o sobre el asunto Kopp. En un artículo, «Jeanne Hersch, una demócrata», André Gavillet, antiguo consejero de estado valdense, resume los diferentes posicionamientos de la filósofa.


Jeanne Hersch es la autora de una quincena de obras y, se jubila en 1977, momento en el que siguió escribiendo; es también de este periodo que datan algunas de sus obras más importantes, sobre todo Iluminar lo oscuro, cuyo título resume su paso tal que lo ha explicado al finalizar la larga entrevista concedida a la Televisión suiza francófona en 1972: la claridad de la palabra es el mejor medio de revelar la profundidad y la complejidad de un concepto, como una antorcha que ilumina el fondo de un pozo, dice. Un año antes de su muerte aparece El asombro filosófico, en el cual resume la historia de la filosofía en continuar con la maravillosa capacidad fundamental de interrogar y de poner duda a las evidencias.

En 1987 ella recibio la medalla Einstein 

Murió en Ginebra el 5 de junio de 2000 y está enterrada en el Cementerio de los Reyes donde descansan las personalidades de la ciudad que más han contribuido a su resplandor.





https://es.wikipedia.org/wiki/Jeanne_Hersch
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lunes, 8 de octubre de 2018

Harriet Taylor defensora de los derechos de las mujeres


Harriet Taylor ( Londres, 8 de octubre de 1807 - Aviñón , 3 de noviembre de 1858) fue una filósofa británica  defensora de los derechos de las mujeres. Su corpus de escritura existente se puede encontrar en The Complete Works of Harriet Taylor Mill .  Ella es recordada en gran parte por su influencia sobre su segundo marido, John Stuart Mill,  uno de los pensadores preeminentes del siglo XIX.


Harriet Taylor  nació de la unión matrimonial de Thomas Hardy, cirujano de Londres y con su esposa Harriet Hurst. A los 18 años de edad contrae matrimonio con John Taylor, un acaudalado hombre de negocios de Islington. Con el tuvo tres hijos.

Tanto John como Harriet pertenecieron a la Iglesia Unitarista, en donde desarrollaron puntos de vista políticos radicales. Llegando a ser buenos amigos de William Fox, uno de los más destacados líderes unitaristas, uno de los primeros luchadores en favor de los derechos de las mujeres. Así, Harriet se movía en círculos radicales cuando conoció en 1830 a John Stuart Mill. Taylor se sintió atraída por Mill, el primer hombre que la trató como una igual en el plano intelectual. Mill, por su parte, quedó absolutamente impresionado con Taylor, una mujer a la que le podía pedir que leyese y le comentase el último libro en el que estaba trabajando.

Las relaciones de Taylor con su marido se comenzaron a deteriorar, así que de común acuerdo decidieron una separación en 1833. Harriet se mudó a una casa en Walton-on-Thames, en donde John la visitaba los fines de semana. No obstante, ambos hacen saber, repetidamenteque no mantienen relaciones sexuales, puesto que su comportamiento fue motivo de escándalo entre amigos y vecinos. Lo que les costó el aislamiento social.

En los años siguientes Harriet y John intercambiaron puntos de vista sobre sus trabajos y por tanto sobre su concepción del matrimonio y de los derechos de la mujer. Estos trabajos muestran como la opinión de Harriet era mucho más radical que la de Mill. Así, Harriet se sintió atraída por la filosofía socialista que había promovido Robert Owen, en su libro La formación del carácter (1813), y en Una nueva visión de la sociedad (1814). En sus publicaciones Taylor fue muy crítica en la degradación que supone para las mujeres ser dependientes económicamente de los hombres, llegando a exigir que esta situación sea cambiada mediante la promulgación de nuevas leyes sobre el matrimonio. Mill comparte la opinión de la igualdad de derechos, haciendo incapié en este aspecto y no tanto, en el tema de la independencia económica.

Excepto por unos pocos artículos que aparecieron en Unitarian Journal, Taylor no publico sus trabajos en su vida (aunque si se ha hecho posteriormente). Taylor lleyó y comentó todas las obras de John. Y en su biografía Mill reclama para Harriet el ser coautora de la mayoría de sus libros y artículos. Declaró que cuando dos personas tienen ideas que surgen del compartir pensamientos, opiniones y vida, no tiene importancia quien de las dos la lleva al papel.


En 1848 John publica Principios de Economía Política, obra en la que Mill pensaba incluir detalles de sus discusiones con Taylor, sin embargo, no lo hizo al tener la oposición de John Taylor, todavía marido de Harriet. Aunque años más tarde John declarará que la obra la escribió conjuntamente con su mujer.

John Taylor murió de cancer el 3 de Mayo de 1849, cuando todavía estaba vivo el chismorreo y el escándalo. Por lo que Harriet decidió esperar dos años para contraer matrimonio con John S. Mill. A los pocos meses de la boda la Westminster Review publicó The Enfrachisement of Women. Artículo que había sido escrito por Taylor y que apareció firmado por Mill. Al igual que ocurrió con la publicación de otro artículo en Morning Chronicle, en donde abogan por nuevas leyes que protejan a las mujeres de sus maridos violentos.

John Stuart Mill con su hijastra Helen
John S. Mill siempre fue partidario del sufragio secreto, algo que no convencía a Harriet, pues temía que la gente votase en función de sus propios intereses y no en función de los de la comunidad.

Tanto Harriet Taylor como John Stuart Mill sufrieron tuberculosis, y mientras estaban en Francia en busca de un tratamiento para su mal Harriet murió en 1858. De forma que Mill y Taylor nunca trabajaron juntos en la obra La subjeción de las Mujeres. Helen, la hija major de Harriet, fue quien ayudó a Mill a terminar el libro, ambos trabajaron juntos cerca de cinco años.

De esta manera Helen se convirtió en una activista del sufragio femenino, llevando a cabo varias campañas. Además, Helen acompañó a Mill a la Cámara de los Comunes el día que intentó aprobar la Reform Act de 1867, por la que se otorgaban los mismos derechos políticos a hombres y mujeres. Perdió la votación por 169 votos en contra y sólo 73 a favor.

Helen Taylor también tomó parte en las manifestaciones que se organizaron para que se permitiera a las mujeres participar en los gobiernos locales.
Ensayos sobre la igualdad sexual


http://www.uib.cat/depart/deaweb/webpersonal/pepaguilo/archivos/2212PepAguiloDic09/COURSE_8622311_M/my_files/terceracarpeta/HarrietTaylor.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Harriet_Taylor_Mill

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martes, 14 de agosto de 2018

Dorothea Schlözer, primera en recibir un doctorado en Filosofía en Alemania

Dorothea Schlözer .1790


Dorothea Schlözer (18 de agosto de 1770 - 12 de julio de 1825) fue una estudiosa alemana y la primera mujer en recibir el grado de doctora en Filosofía en Alemania. Fue una de las llamadas Universitätsmamsellen, un grupo de cinco mujeres muy activas durante los siglos XVIII y XIX, hijas de académicos de la Universidad de Gotinga, entre las que podemos incluir a Meta Forkel-Liebeskind, Therese Huber, Philippine Engelhard y Caroline Schelling.


Dorothea von Rodde-Schlözer nació en Göttingen, hija de un profesor, destacado historiador y teórico en educación y de Caroline Friederike, artista y pintora. Su padre, August Schlözer, creía que la inteligencia de las mujeres era igual a la de los hombres. Para resolver una disputa con otro profesor sobre la eficacia del método de educación de Johann Bernhard Basedow acordaron educar a sus hijos primogénitos por diferentes métodos para ver cómo los resultados.​ Ambos niños resultaron ser chicas. A Dorothea Schlözer se la educó según el régimen de no-Basedow, ella tenía los mejores tutores privados y un plan de estudios riguroso, que hizo posible que aprendiera a leer con cuatro años. También fue educada en varios idiomas desde temprana edad, y al cumplir 16 años ya dominaba 9 idiomas: francés, inglés, neerlandés, sueco, italiano, latín, español, hebreo y griego. También estudió matemáticas con el profesor Kasner, que se sorprendió de sus habilidades. Más tarde estudió botánica, zoología, óptica, religión, minería y mineralogía.​ Además, recibió instrucción en áreas que se creía típicamente femeninas, como tocar el piano, cantar, coser, tejer y cocinar.


Las mujeres generalmente no estaban autorizadas a estudiar en la Universidad de Gotinga en ese momento, y Dorothea Schlözer se sometió a un extenso examen individual por un comité de la Facultad en los temas de lenguas modernas, matemáticas, arquitectura, lógica y metafísica, clásicos, geografía y literatura. Obtuvo su título a finales de la década de 1780.

En 1792 se casó con un rico comerciante, el senador Mattheus Rodde, en la localidad de Lübeck. Con él tuvo tres hijos. A partir de entonces, la escritora adoptó el nombre de Dorothea von Rodde-Schlözer, el primer uso de apellido doble en alemán. Su hogar se convirtió en un centro para la vida social e intelectual que atraía a visitantes de toda Alemania y Francia. Más tarde estudió arte en París y alcanzó un alto nivel. Le encargaron pintar un retrato del Káiser Francisco II.

Es conocida su relación con el escritor francés Charles Villers (1765-1815). Desde 1794, vivieron juntos el matrimonio y el escritor francés.​ 

En 1810 el negocio de su marido fue declarado en quiebra y su salud se resquebrajó, con una senilidad prematura. Este golpe fue seguido por la muerte de Villers y de dos de sus hijos. Débil y enferma, Dorothea von Rodde-Schlözer se trasladó a Aviñón (Francia), buscando un clima más suave y con la esperanza de salvar la vida de su única hija superviviente. Murió allí de neumonía en 1825, a los 55 años.

Busto de mármol de Dorothea Schlözer (1806), por Jean-Antoine Houdon

https://es.wikipedia.org/wiki/Dorothea_Schl%C3%B6zer


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sábado, 24 de junio de 2017

Julia Kristeva filósofa, teórica de la literatura y el feminismo



Julia Kristeva (Sliven, Bulgaria, 24 de junio de 1941) es una filósofa, teórica de la literatura y el feminismo, psicoanalista y escritora francesa de origen búlgaro. Se educó en un colegio francés y luego estudió lingüística en la Universidad de Sofía. En 1965, a la edad de 24 años, se trasladó a París, estudió en la Universidad de París y en la École Pratique des Hautes Études, al tiempo que publicaba artículos en revistas como Tel Quel, Critique y Langages. Desde 1970 hasta 1983, formó parte del equipo de redacción de Tel Quel.

En la actualidad, enseña Semiología en la State University de Nueva York y la Universidad París VII "Denis Diderot". Posee 8 doctorados honorarios y en el 2004 ganó el prestigioso premio noruego Holzberg por su innovador trabajo en la intersección entre lingüística, cultura y literatura.

Su obra, de gran complejidad, se enmarca por lo general en la crítica del estructuralismo (neoestructuralismo y post-estructuralismo), con influencias de Claude Lévi-Strauss, Roland Barthes, Michel Foucault, Sigmund Freud y, ante todo, Jacques Lacan. Está casada con el escritor francés Philippe Sollers.


Una característica predominante en la obra de Kristeva es su preocupación por analizar lo que no es analizable: la alteridad inexpresable, heterogénea y radical de la vida individual y cultural. Aunque esta actitud podría abrir una vía hacia el misticismo, el interés de Kristeva es equiparable a la apropiación simbólica de este campo no analizable.

Se interesa por la naturaleza heterogénea del lenguaje poético siendo estudiante en París, lo que la distinguió de otros semióticos que se mostraban más preocupados por formalizar el funcionamiento convencional del lenguaje. Entiende el lenguaje como un proceso transgresor dinámico, más que como un simple instrumento estático.

Distingue entre lo semiótico y lo simbólico, como "genotexto" y "fenotexto" respectivamente. El genotexto es un proceso y el fenotexto es el lenguaje de la comunicación. No existen aislados, sino que aparecen juntos en los que llama el proceso de significación.

En su obra "La revolución del lenguaje poético" demuestra cómo el lenguaje poético tiene efectos dentro de un contexto histórico y económico específico. Recurre a la teoría psicoanalítica Lacaniana elaborando una teoría del sujeto como proceso. El sujeto es una forma inefable e innombrable que sólo se deja conocer a través de sus efectos.

En 1980 cambia su tendencia a desarrollar una teoría general del lenguaje y el desorden simbólico para ofrecer una serie de análisis de sus experiencias artísticas y personales concretas. Más tarde elaboró una serie de estudios sobre el amor (Relatos de amor) la melancolía y la depresión (Sol negro) y la historia y experiencia de ser extranjero (Extranjeros para nosotros mismos). A diferencia de sus obras anteriores, predomina ahora la importancia de que el sujeto particular pueda acceder a lo simbólico. Según Kristeva es preciso que se conserve una armonía entre la identidad y los elementos heterogéneos, potencialmente poéticos y capaces de romperla. A diferencia del amor, la melancolía constituye un grave impedimento para la constitución de las capacidades simbólicas e imaginarias.

En su estudio de Colette examina la cuestión del amor como experiencia vivida y como parte de una incursión en la psicología del amor. Colette escribe mediante un diluvio de metáforas. No existe el amor con anterioridad a la metáfora. Así pues, no sólo la metáfora no es el lenguaje del amor, sino que tampoco es la expresión del amor.


"Chora" es una psicosis experimental de un sujeto en proceso de juicio. La revuelta deja ahora de ser política como ocurre en la transgresión abierta de la ley, y asume un sentido íntimo que toma la forma de memoria y psicoanálisis, de lenguaje poético, de escritura de ficción y de toda suerte de actividades intelectuales y artísticas que ejercen su impacto sobre la vida psíquica y que a menudo implican una especie de crisis del yo.

El arte participa en la dinámica de la formación del sujeto. Es la actividad artística la que constituye al sujeto, de la misma manera que es el sujeto que constituye la obra de arte. Una obra de arte puede convertirse en la base de una experiencia auténtica capaz de abrir el camino a un cambio de personalidad. El objetivo es producir una situación en la que la subjetividad fuera un sistema abierto, una obra en proceso, un abrirse al otro, que al mismo tiempo pudiera generar una forma revisada de la propia identidad. Y esto da paso a una ética que se ve obligada a luchar contra el mundo posmoderno del espectáculo, donde el yo y la representación borran los signos de la actividad del inconsciente.








Tengo que confesar que cuando me hablan de Julia Kristeva, yo digo ¿quién es esa? Mi hijo me dice ‘no me gusta Julia Kristeva. Prefiero simplemente a Julia’. Yo estoy en un momento avanzado de mi vida, y al mismo tiempo no me siento en la hora de los balances. En mi familia, en Bulgaria, mi madre, de una genealogía de varias generaciones de misticismo judío religioso, era bióloga, y me había transmitido el darwinismo. Mi padre era muy creyente, y había hecho el seminario antes de ser médico; esa era su forma de resistir un poco al comunismo duro. A través de lecturas nos transmitió el amor por las lenguas, pero su religión era sobre todo la cultura. Me empujaban fervientemente a mí y a mi hermana a aprender lenguas extranjeras. Bulgaria, además, es el único país del mundo que festeja un día de la cultura, todos los 24 de mayo, que es el día de la creación del alfabeto eslavo. Sé, por lo pronto, que en ese contexto me crié. Cuando llegué a Francia, al alba del año 68, cuando la universidad francesa empezaba a desperezarse, recalé directamente en los cursos de Roland Barthes y de Emile Benveniste. Que yo fuera una mujer no era un obstáculo. No había muchas mujeres, y tampoco muchas extranjeras, por lo que me había erigido en una especie de curiosidad. Yo tuve suerte de haber caído en ese contexto; el grupo Tel Quel y mi marido Philippe Sollers estaban muy abiertos a lo que yo pudiera decir, y era paradójico ver a una joven que no era tan fea y decía cosas”. Suerte de autobiografía jibarizada, museo en miniatura de una educación intelectual, Julia Kristeva, tan joven como siempre, espeta estas palabras desde el escenario de un teatro en la ciudad chilena de Valparaíso. Las arroja como se lanzan dardos al vacío, pero ahí abajo es lo opuesto al vacío y sus ideas encuentran un eco efervescente: cientos de jóvenes chilenos anotan las palabras de la pensadora con la voracidad con la que se desgrana una letanía o se repite el estribillo de una canción de rock. Es el último día del Puerto de Ideas, la primera edición de un festival cultural que llevó a las costas de esta ciudad alucinante a estrellas intelectuales como Carlo Ginzburg, Marc Augé y la propia Kristeva, entre otros. Es el primer eslabón de una modesta pero largamente esperada gira por ciertos puntos neurálgicos de Latinoamérica, y que la trae por estos días a Buenos Aires a recibir el título Honoris Causa de la UBA e impartir dos conferencias en la UNSAM.

Ahí fuimos, entonces, para hacerle algunas preguntas a una de las más complejas y luminosas pensadoras de una camada francesa que cruza disciplinas y que caló en la academia y los libros de nuestro país con una hondura profunda y hasta ahora indeleble. Condensadísima hoja de vida: de formación lingüística y semiológica, llegó con 24 años a la París de la primavera convulsionada y se insertó rápidamente en los grupos intelectuales de avanzada. Se podría decir que la creación de las universidades interdisciplinarias que emergieron en esos meses fueron el toque mágico que las inquietudes de Kristeva necesitaban para terminar de materializarse. Su pareja, el escritor Philippe Sollers, la convidó a participar en las páginas y las reuniones de la revista Tel Quel, que supuso una modernizante cruza de teorías formalistas con psicoanálisis, lingüística, filosofía y literatura. Fueron los años, también, en que los teóricos franceses forzaron los cimientos del estructuralismo hasta hacerlo languidecer, y aparecieron entonces con fuerza las corrientes posestructuralistas que marcarían la impronta colectiva del grupo. Sus primeros libros son tratados recargados y puntillosos, apuntalados siempre por certidumbres teóricas bien de época.

Semiótica y La revolución del lenguaje poético se pueden leer en esa línea. Huidiza por natualeza y vocación, Kristeva sin embargo no se quedó encandilada por las propuestas juveniles de sus días de formación, y fue revisando sus postulados hasta el punto de repensar el hecho artístico más en términos de experiencia que de lenguaje puro, como quería el primer tel quelismo. Varios son los elementos que le permitieron “desencapsular” lo más rígido de las teorías del lenguaje: el psicoanálisis en general y el lacaniano en particular (que para la autora fue siempre un agente conflictivo, a veces dramático, en tensión permanente con lo freudiano), el feminismo, la política. En el prólogo a la edición correspondiente al año 1994 de Sentido y sinsentido de la revuelta apunta que “procuraré integrar en los ámbitos del arte y de la literatura, concebidos como experiencias, la noción de cultura-revuelta. E introducir una apuesta que consiste en superar la noción de texto a cuya elaboración contribuí junto con tantos otros, y que llegó a ser una forma de dogma en las mejores universidades de toda Francia, para no hablar de Estados Unidos y de otras más exóticas todavía. En su lugar, me esforzaré por introducir la noción de experiencia”. Cuando le pedimos que profundice en este paso de la textualidad pura a la experiencia en sentido amplio, Kristeva arquea las cejas, respira y dispara: “Para mí la noción de texto nunca ha superado la noción de experiencia. A lo mejor me entendieron mal. Una cierta recuperación estructuralista de la noción de texto sólo ve en el texto la técnica: cómo construir un producto de mercado, por ejemplo. A mí lo que siempre me interesó es el laboratorio en donde se producen los textos. Si mirás bien, hay artículos que escribí hace treinta años, como ‘La productividad llamada texto’, y con eso quería decir que para producir un texto hay que cuestionarse entero: la manera de sentir, la sexualidad, el lenguaje. Y desde este punto de vista se trata de una experiencia, pero no en el sentido de un científico que hace un ‘experimento’ con los conejillos de indias para buscar un resultado, sino como cuestionamiento de lo antiguo y posterior surgimiento de lo nuevo. Se parece más a la experiencia mística, si se quiere. Es una experiencia personal que va a contracorriente del mercado y de la comunicación. En un momento determinado voy a comunicarlo, pero primero tengo que transitar ese renacimiento para luego poder construir de manera comercializable. Que haya dos períodos en ese proceso no significa que sean consecutivos, ‘primero cambio y luego escribo’. Pasan al mismo tiempo. Si lo digo de este modo, enunciando dos momentos, lo hago para la claridad de la exposición, y que la gente que lea esto entienda que hay dos momentos en el acto creativo, pero finalmente esos dos momentos son uno solo y suceden de un modo simultáneo. La técnica es inseparable de esa transformación íntima, personal. En alemán hay dos términos: uno para cambiar la vida y otro que se refiere a la técnica”.

Lacan en la pampa

Una de las razones más nítidas por las que la obra de Kristeva tuvo semejante trascendencia en nuestras costas es, desde luego, el modo tan propio con el que reelabora y metaboliza las líneas centrales del psicoanálisis, una disciplina que encontró en nuestro país una devoción inaudita. Inclinada siempre a cruzar imaginarios, pensó el psicoanálisis a través de la literatura y la literatura a través del psicoanálisis, en un juego de espejos invertidos, ampliación del campo de batalla para una y otra disciplina. Así, en Sol negro. Depresión y melancolía , por ejemplo, lee la obra de Marguerite Duras para rastrear, en un gesto crítico quirúrgico, lo que llama “figuras melancólicas”. Pero, ¿cómo pensar simultáneamente la literatura y el psicoanálisis sin caer en la trampa del ‘psicoanálisis aplicado’?, le preguntamos. “El psicoanálisis y la literatura son la misma cosa –dice, y traza una conciliadora pausa antes de seguir–. Salvo que una publica, y la otra guarda su descubrimiento para vivir mejor. Pero es la misma dinámica psíquica, que consiste en barrer todo lo que es palabras cansadas y modos de vida aburridos, contar un nuevo aliento, cambiar el modo de hablarse a sí mismo y de nombrar las cosas y ligarse a los otros. Algunos logran darle un lugar a esa experiencia del lenguaje e inscribir esa recreación de la intimidad y de lo personal en una tradición cultural como la literatura. Hacer una obra que se sitúa después de Balzac, o Dostoievsky o Cervantes, formar parte de una memoria cultural... para eso toman la fuerza de pulir su lenguaje, buscar un editor, ir a la televisión a publicitar su libro. Otros no dan ese paso, y se contentan con volver a casarse, o cambiar de profesión, o dejar de beber, o simplemente estar enamorados habiendo pensado que eran incapaces de amar. El laboratorio donde sucede ese click es el mismo”. En su propia práctica profesional como analista, Kristeva dice profesar la sesión prolongada, de base más bien freudiana, que busca el punto ciego para destrabar la inhibición y el síntoma. Sin embargo, la idea lacaniana del inconsciente estructurado como un lenguaje le sirvió para pensar ese proceso terapéutico desde el prisma de la lengua, y conjugar así sus campos de especialidad. Una preocupación por el lenguaje en el interior del discurso y la práctica psicoanalítica que a su modo ya estaba en el primer Freud pero que Lacan, según Kristeva, amplificó y llevó a un estadio altísimo.

El segundo sexo

Julia Kristeva llegó a Valparaíso para hablar, sobre todo, del feminismo, una de las patas más importantes de su pensamiento. En los albores del siglo XXI, elaboró a fondo la cuestión en una trilogía que tiene edición argentina bajo el título El genio femenino . Ahí toma tres casos que le sirven como paradigma para edificar una lectura de la mujer como agente de transformación humano y esquirla revolucionaria en el campo del pensamiento (Hannah Arendt), el psicoanálisis (Melanie Klein) y la literatura (Colette).

En el segundo tomo del tríptico asegura que “es posible entrever algunas constantes comunes en los genios de Arendt y Klein: ambas se interesan por el objeto y el vínculo, se preocuparon por la destrucción del pensamiento, y rechazaron el razonamiento lineal”, a lo que añade, ya en el tercer tomo, que “al nomadismo de estas dos mujeres, a su reflexión reveladora que sólo se apaciguó pagando el precio de atravesar la tragedia, Colette agrega otra experiencia que también es uno de los rostros de ese mismo siglo”. Desde los micrófonos del Puerto de Ideas, agrega: “El movimiento feminista moderno pasó por tres etapas. Las sufragistas, de origen anglosajón, que provenían del protestantismo y querían obtener el derecho a voto después de largas luchas. Luego el gran momento de El segundo sexo de Simone de Beauvoir, de 1949, en donde declara que la palabra felicidad hoy es libertad, y que en esta libertad los hombres y las mujeres son hermanos; hay una igualdad de las exigencias y también de los derechos. Fue un momento radical en la historia de la humanidad para la posición de la mujer, y sabemos que muchas de estas cosas se fueron consiguiendo, sobre todo en las democracias avanzadas, y tenemos que luchar ahora por la paridad a nivel económico, social y político. Esta universalidad no fue dejada de lado por el movimiento siguiente, fue más bien completado ese movimiento, que data de la Francia del 68, en el que yo participé sólo brevemente por cuestiones que no vienen al caso. Este movimiento se planteó una vuelta de tuerca: la mujer tiene esos derechos, sí, pero es distinta. Tiene una sexualidad diferente, una creación literaria diferente, y esto es importante”.

¿Y de qué modo ese tercer movimiento del feminismo, el de Francia en 1968, abrió caminos para que hoy en Latinoamérica, por ejemplo, tengamos ya presidentas mujeres?

Tengo la impresión de que en ese momento participamos en un movimiento que era general y colectivo, cada una desde su lugar particular. Teníamos entonces la exigencia de superarnos a nosotras mismas y superar así las normas de la sociedad. Todas esas mujeres eran unas “revueltas”, y esa revuelta fue conduciendo a esta aparición, en Latinoamérica y en otros lados, de una serie de personalidades inclasificables, singulares, animadas por una gran energía, y que tratan de trascender con los otros hacia un universo ideal, espiritual, pero tratando de cambiar las leyes y los lenguajes de la cadena humana, de la globalización. Estoy muy orgullosa de todas nosotras.

Recrear nuevos ideales

El concepto de revuelta es, desde luego, otro de los pilares centrales de la arquitectura kristeviana, y es uno de los tópicos de mayor longevidad en su derrotero pero que, al mismo tiempo, encuentra hoy una pertinente actualidad. Su último trabajo en esa línea tuvo edición española en 2000 y se tituló El porvenir de una revuelta .

Escuchémosla: “Dediqué muchos años a estudiar lo que llamo la revuelta. Como soy de formación lingüística, me dediqué primero a entender el significado de la palabra, que tiene origen sánscrito, y quiere decir pasar hacia atrás y volver hacia el futuro. Una memoria fuerte de la transformación, pero que no es nunca una negación del tipo ‘estoy en contra y mato eso’. El sentido profundo de la revuelta tiene que ver con revalorizar los antiguos valores para que surjan otros, nuevos. La palabra ‘volumen’, por ejemplo el volumen de un libro, cuyas páginas doy vuelta para aprender, viene de la misma raíz. Esa fuerza que mira hacia el futuro aprendiendo algo del pasado es la que me interesa. Otra significación que es muy querida es la que desarrollé en La revuelta íntima . Acá va a hablar la psicoanalista. Contrariamente a lo que se dice, el psicoanálisis no es algo viejo o rígido. Es una técnica que consiste en reapropiarse del pasado propio, de los padres y de generaciones anteriores, para construirse una secularidad: ¿quién soy, cuál es mi singularidad, como la puedo compartir con los otros? Estamos en la civilización de Internet, de los mensajes de textos, de Facebook. Es algo maravilloso, que incita a revueltas en el mundo árabe, por ejemplo, pero como otras cosas también tiene trampas. La trampa que me interesa puntualizar es que nos mantenemos a un nivel horizantal, no acelera la comunicación pero no se cuestiona aquello que se comunica. Uno no se pregunta por los sistemas de comunicación. Y en Francia se llega a decir incluso que la gente comunica por ‘elementos de lenguaje’. Lo que se pierde en este proceso es el lugar de interrogación de la persona, y es allí donde se ubica la especificidad de nuestra civilización, la de las luces, en la que cada ser humano es capaz de poner en problematización a sí mismo y a los otros. Y es esa capacidad de problematización que crea la experiencia humana lo que hace de cada uno de ustedes un maestro. Hannah Arendt, cuando se le preguntó cuál es la manera de combatir contra la banalidad del mal, dice que hay que restituir la capacidad de pensar libremente, plantearse preguntas, que es lo contrario de calcular mensajes. La mayoría de ustedes acá son universitarios: la universidad tiene como finalidad evitar que las personas se vuelvan calculadores de mensajes. Y para eso hay que apropiarse del pasado, pensarlo, y hacer algo nuevo. Esa es la revuelta contemporánea”.

Usted habla de la experiencia-revuelta y pone el concepto en sintonía y actualidad con los movimientos de indignados y las protestas estudiantiles en Chile. En uno de sus últimos trabajos habla de la adolescencia como un grupo “enfermo de ideales”. ¿Cómo piensa esa enfermedad de ideales en el contexto mundial de hoy?

Yo sé que, por ejemplo en el caso chileno, los jóvenes buscan una revuelta que modifique las estructuras pragmáticas, como los subsidios y las becas, pero al mismo tiempo buscan un cambio en los valores. Recrear nuevos ideales: ese es el sentido real de la palabra revolución. Eso es posible solamente si uno se cuestiona a sí mismo, si es capaz de atravesar experiencias interiores, y recién después uno podrá traspolar eso a una sociedad encadenada por las finanzas y por los elementos del lenguaje. Eso está en la base de lo que buscan los estudiantes. Hay muchos jóvenes que no participan de estas manifestaciones, y que cuando van al analista nosotros percibimos en ellos la experiencia de la revuelta, pero ellos todavía no lo saben o no pueden expresarlo. En ese sentido, y esto tiene que ver con lo que está pasando en el mundo, el psicoanalista está ahí para comprender al que busca nuevos ideales, al que está cansado, aburrido e indignado de los antiguos ideales. Pero cuidado: el psicoanalista no es un sacerdote o un educador que le va a dar a esos jóvenes un guión moral. El psicoanalista les puede legar, solamente, una confianza. Les va a decir ‘ustedes tienen que crear, vayan’”.



Próxima estación: Buenos Aires

En Buenos Aires, el pensamiento kristeviano y el de todo su grupo –la escuela francesa, diríamos– pegó con fuerza en la Academia argentina de la reconstrucción democráctica e hizo metástasis en las aulas de los años ochenta y noventa de un modo profundo. Las cátedras de Pezzoni, Panesi, Ludmer, Sarlo y tantas otras acusaron recibo de ese pensamiento disrruptivo y pusieron a jugar aquellas teorías con la tradición local. De una manera tremendamente vital, estos textos funcionaron como un deshielo o un golpe de luz para modernizar la Academia y el pensamiento argentino después de los años oscuros. Con la década de 2000, las inquietudes de Julia Kristeva siguieron transformándose y diversificándose. Ningún volantazo atomizó su inspiración, lo que demuestra una vez más, por si hacía falta, que la persistencia acrítica de las taras juveniles, por más exitosas o productivas que hayan sido, es lo que verdaderamente envejece un pensamiento. Así, sus múltiples líneas de sentido se estudiaron aquí en círculos bien distintos: la Escuela de Orientación Lacaniana, la Asociación Psicoanalítica Argentina, la Facultad de Filosofía y Letras, los estudios de género, la facultad de Sociales. Algunas traducciones argentinas acompañaron a lo largo de los años el desembarco de este pensamiento, y otros libros españoles o en su idioma original circularon de mano en mano o en gastadas fotocopias. Esa misma experiencia transmitían los lectores de Kristeva en Valparaíso, y esa es, sin dudas, la experiencia compartida de un continente que, además de leerla, ha encontrado muchas veces en el día a día político, social, psicoanalítico y literario de sus países la materialización de esa vasta teoría de vida.

Mauro Libertella






http://villagrimaldi.cl/noticias/conversatorio-con-julia-kristeva-en-villa-grimaldi/
https://www.clarin.com/rn/ideas/julia-kristeva-entrevista_0_Hyj7ja52vQg.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Julia_Kristeva
http://www.kristeva.fr/
https://books.google.es/books/about/Revolution_in_Poetic_Language.html?id=ZvXKcF-rawsC&source=kp_cover&redir_esc=y

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