Acerca de nosotras ·

viernes, 30 de mayo de 2014

JUSTICIA PARA VANESSA, POR LA VIDA DE TODAS


Mañana viernes 30 de mayo se dará sentencia al caso de feminicidio de Vanessa Landinez Ortega, asesinada el 19 de octubre del 2013 en un hotel de Ambato durante un "after party" de un grupo de amigos. El informe forense identificó en el cuerpo de Vanessa varios signos de golpes. Golpes contundentes en el abdomen le reventaron órganos internos y ocasionaron su muerte. Un huésped del hotel declaró haber visto muy cerca de su ventana a Vanessa intentando levantarse del piso mientras su agresor la volvía a empujar y le pisaba la mano contra el suelo. El testigo no pudo ver más, pero al igual que otros cinco huéspedes, dijo a la policía que escuchó gritos e insultos contra una mujer –Vanessa-, luego el sonido de un golpe fuerte y finalmente silencio. Vanessa fue asesinada a patadas, probablemente. ¿Por qué? ¿Por qué un agresor puede someter a su víctima al poder de sus insultos y a la fuerza de su cuerpo? El caso de Vanessa todavía no ha sido resuelto. Sin embargo, dado que forma parte de un contexto de amplia violencia machista, es posible y necesario reflexionar sobre esta problemática a la luz de numerosas investigaciones de feminicidios que se han producido en la larga historia de violencia contra las mujeres. 

El feminicidio fue definido en 1990 por Diana Russell y Jane Caputi como el asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres realizado por hombres y motivado por odio, desprecio, placer o un sentido de propiedad sobre ellas (Atencio, 2011). Desde los asesinatos a niñas en Grecia durante los siglos II y II A.C., pasando por la cacería de brujas durante los siglos XVI y XVII, hasta los actuales asesinatos a mujeres en Ciudad Juárez, entre muchos otros episodios de horror contra la vida de las mujeres, evidencian que los feminicidios funcionan como herramienta para mantener un orden jerárquico que coloca a los varones por sobre las mujeres. Además, es importante que los análisis en el plano penal o académico tomen en cuenta todas las jerarquías de status que atraviesan al género, como la clase, la etnia/raza o cualquier otro tipo que pueda haber entre la víctima y su victimario.

Los debates en América Latina resaltan que el feminicidio implica la responsabilidad de la sociedad y del Estado. La generalizada tolerancia frente a la violencia machista y la impunidad en el ejercicio de la justicia son factores que contribuyen a que estos crímenes se reproduzcan. ¿Cómo? Rita Segato plantea que la clave para entender esto se encuentra en el mensaje de terror que emite el feminicida: que como hombre puede disponer de la vida tanto como de la muerte de una mujer. Dado que la víctima –su cuerpo y lo que este representa- termina siendo un objeto descartable en la ejecución del crimen, el principal receptor de este mensaje no es ella ni sus similares (las otras mujeres). El mensaje del feminicida va dirigido a sus pares: los otros hombres, ya sean sus aliados o competidores. El feminicidio exhibe el poder del varón para así –incluso inconscientemente-, asegurase su pertenencia a una sociedad misógina y celebrar el pacto de un estado patriarcal.

Así se puede entender lo que numerosas investigaciones demuestran: los feminicidios no son cometidos por delincuentes, enfermos mentales o desviados sociales. Los feminicidios son cometidos por hombres comunes, que generalmente cuentan con la confianza, el amor o la amistad de la víctima y, por supuesto, con el aprecio y reconocimiento de sus amigos y familiares. Como dice Segato, “los femicidios son posibles debido a que el agresor y la colectividad comparten el imaginario de género, hablan el mismo lenguaje, pueden entenderse” (2004: 5). 
Esto no exime de responsabilidad y culpa a quien comete el crimen y menos libera al Estado de su obligación de sancionarlo, pues la impunidad social y legal reproduce y exacerba la violencia machista. La posibilidad real de vida para las mujeres depende de que el Estado a través de la justicia y la sociedad a través de la cultura no toleren la violencia contra las mujeres. La posibilidad de vida para todas depende de la justicia para cada una.

Nancy Carrión Sarzosa
29 de mayo de 2014

---
Bibliografía
Atencio, Graciela. Femicidio-feminicidio: un paradigma para el análisis de la violencia de género, [en línea] Femicidio.net (2011). Dirección URL: http://www.infogenero.net/sitio/
Segato, Rita Laura (2004): Territorio, soberanía y crímenes de Segundo Estado: la escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Número 362 de Serie Antropología. Brasilia: Departamento de Antropología, Universidad de Brasilia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

HH

Más