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jueves, 19 de junio de 2014

Sandra Harding filósofa feminista


Sandra Harding (Estados Unidos,  29 de marzo de 1935) es una filósofa americana que ha trabajado sobre la teoría feminista  postcolonial, la epistemología, la metodología de investigación y la filosofía de la ciencia. Es profesora de educación y estudios femeninos en UClA, donde también dirigió  el Center for the study of Women.

 Enseñó durante dos décadas en la Universidad de Delaware, antes de trasladarse a la Universidad de California en Los Angeles en 1996 . Dirigió el. Centro de UCLA para el Estudio de la Mujer desde 1996 hasta 2000, y co-edito Signs: Journal of Mujeres en la Cultura y Sociedad a partir de 2000-2005. En la actualidad es Profesora Distinguida de Educación  y de Estudios de Género  en la UCLA y un distinguida profesora visitante de Filosofía de la Universidad Estatal de Michigan . En 2013 fue galardonada con el Premio John Desmond Bernal por la Sociedad para los Estudios Sociales de la Ciencia 

Harding es  editora o  autora de 12  libros, entre ellos  The Science Question in Feminism (1986), Whose Science? Whose Knowledge? (1991), Is Science Multicultural? (1998), y Science and Social Inequality (2006). Ella fue coeditora  ( con Kathyrn Norberg) de Signs: Journal of Women in Culture and Society from 2000 to 2005 También ha trabajado  como consultors en la epistemología y la filosofía de  temas de ciencia para varias organizaciones de la ONU, como la Organización Panamericana de la Salud; las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM); y la Comisión de las Naciones Unidas sobre Ciencia y Tecnología para el Desarrollo.


Sandra Harding realizó una de las distinciones más extendidas entre las epistemologías feministas. Reconoce tres corrientes: el empirismo feminista, la que se basa en algún punto de vista (standpoint) y la posmoderna. Las tres constituyen diferentes respuestas a las preguntas acerca de cómo puede incrementarse la objetividad de la investigación en el movimiento feminista, y acerca de cuál debe ser el fundamento para la justificación de las afirmaciones feministas. (Harding, 1986)
Una breve caracterización de las mismas, siguiendo las palabras de la autora, es la siguiente:

1) la primera corriente parte de un pre-feminismo empirista, al que denomina también “espontáneo” ya que deriva de la “conciencia espontánea” de las investigadoras feministas en ciencias sociales, en biología y la epistemología empirista feminista que indagaron sobre los sesgos sexistas en sus campos. (Harding: 1993) Harding la bautizó empirismo feminista, que luego se desarrolló en una epistemología. La epistemología empirista feminista supone que el sexismo y el androcentrismo constituyen sesgos sociales corregibles mediante la estricta adhesión a las normas metodológicas vigentes de la investigación científica. Un origen clave del sesgo androcéntrico se centra en la selección de problemas a investigar. Pero el empirismo insiste en que sus normas metodológicas sólo se aplican al contexto de justificación, los métodos para probar las hipótesis, y no al de descubrimiento de las hipótesis, los que llevan a la formulación de las hipótesis. En consecuencia, una fuente poderosa de sesgo social escapa por completo del control de las reglas metodológicas de la ciencia. Por último da la sensación de que el seguimiento de las normas de investigación no evita el sesgo androcéntrico y lo que es más a menudo se traduce en resultados sexistas. Por tanto el feminismo trata de reformar lo que se califica como “mala ciencia”, llamando nuestra atención sobre incoherencias lógicas y sobre lo que, paradójicamente, constituyen imprecisiones empíricas de las epistemologías empiristas generales. Algunas de las pensadoras que pertenecen a esta corriente son Lynn Hankinson Nelson y Helen Longino.

2) Las epistemologías del punto de vista feminista (standpoint epistemologies) son las que subrayan una perspectiva que se construye por y desde las experiencias de las mujeres. Su origen se remonta al pensamiento de Hegel sobre la relación entre el amo y el esclavo y a la elaboración de este análisis que aparece en los escritos de Marx, Engels y el teórico marxista Georg Lukács. Las epistemologías del punto de vista sostienen que la posición dominante de los seres humanos en la vida social se traduce en un conocimiento parcial y perverso, mientras que la posición subyugada de las mujeres abre la posibilidad de un conocimiento más completo y menos perverso. El feminismo y el movimiento de mujeres aportan la teoría y la motivación para la investigación y la lucha política tendientes a transformar la perspectiva de las mujeres en un “punto de vista”, un fundamento moral y científicamente preferible en el que basar las interpretaciones y explicaciones de la naturaleza y la vida social. Las críticas feministas de las ciencias naturales y sociales se apoyan en características universales de la experiencia de las mujeres. Pero ¿puede haber un punto de vistavfeminista cuando la experiencia social de las mujeres (o de las feministas) está dividida por la clase social, la raza, la cultura? ¿Acaso este punto de vista presupone aún con firmeza la alianza, históricamente desastrosa entre el saber y el poder, característica de la época moderna? Según Harding, este tipo de consideraciónvconduce a un escepticismo posmodernista. Ambos enfoques, el empirista feminista y el del punto de vista, parecen afirmar que la objetividad nunca ha podido ni podrá incrementarse si se alienta la neutralidadvvalorativa. En cambio los compromisos con los valores y proyectos antiautoritarios, antielitistas participativos, emancipadores sí aumentan la objetividad de la ciencia. El agnosticismo y el reconocimiento del carácter hipotético de toda afirmación científica no conllevan posturas afines al relativismo que es rechazado en las concepciones tanto de Nancy Harstock como de la misma Sandra Harding. Entre las pensadoras que se consideran como sosteniendo un punto de vista feminista se encuentran Patricia Hill Collins, Sandra Harding, Nancy Harstock, Hilary Rose y Dorothy Smith.

3) El posmodernismo feminista niega los supuestos en los que se basan las posturas anteriores. Se nutre de las ideas de Nietzsche, Derrida, Foucault, Lacan, Rorty, Cavell, Feyerabend, Gadamer, Wittgenstein o Unger y de las de movimientos intelectuales como la semiótica, la deconstrucción, el psicoanálisis, el estructuralismo, la arquelogía/genealogía y el nihilismo. Las feministas posmodernas, según Jane Flax, comparten un profundo escepticismo respecto de los enunciados universales acerca de la existencia, la naturaleza, las fuerzas de la razón, el progreso, la ciencia, el lenguaje y el sujeto. Desde esta perspectiva las reivindicaciones feministas sólo resultan más aceptables y menos deformantes si se basan en la solidaridad entre las identidades fragmentadas modernas (feminista negra, socialista-feminista, etc.) por una parte, y entre las políticas que estas identidades crean por otra. La tensión que genera esta posición es la obligada renuncia al intento de una única descripción feminista y auténtica de la realidad. En esta categoría se encuentra la obra de autoras como Donna Haraway y Susan Hekman, entre otras.
Ana María Bach  en El rescate del conocimiento,TEMAS DE MUJERES -Revista del CEHIM -Año 6 – Nº 6 - 2010


http://pendientedemigracion.ucm.es/info/ucmp/cont/descargas/prensa/tribuna1464.pdf
http://www.csw.ucla.edu/about/directors-1/sandra-harding
http://www.ffyh.unc.edu.ar/piemg/textos_de_int/Temas_de_mujeres_nro_6.pdf
http://www.tower.com/science-question-in-feminism-sandra-harding-paperback/wapi/101714510
http://www.tower.com/is-science-multicultural-postcolonialisms-feminisms-epistemologies-sandra-harding-paperback/wapi/101078500

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