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lunes, 13 de mayo de 2019

Antonia Ferrín Moreiras, la primera astrónoma gallega


Antonia Ferrín Moreiras (Orense, 13 de mayo de 1914 - Santiago de Compostela, 6 de agosto de 2009) fue una matemática, profesora y la primera astrónoma gallega. Principalmente, contribuyó a la astronomía con trabajos sobre ocultaciones estelares por la Luna, medidas de estrellas dobles y medidas astrométricas, así como con la determinación de pasos por dos verticales, unas investigaciones que realizó mientras trabajaba en el Observatorio de Santiago.

Antonia Ferrín Moreiras nació en Orense en 1914. Con apenas seis años se trasladó con su familia a Santiago de Compostela debido a que su padre, profesor de matemáticas, quería destinar a sus cuatro hijas el mejor partido que nadie pudiera ofrecerles: una carrera universitaria.
Años después, Antonia se matriculó en la facultad de ciencias de la Universidad de Santiago, donde por aquella época solo se impartía la carrera de químicas. El acceso a la oferta de matrícula gratuita para familias con pocos recursos durante los primeros años y el disfrute de becas durante los últimos le permitieron obtener en el período de la II República la licenciatura en química y el título de Maestra Nacional.
En 1934, recién licenciada, ya era profesora ayudante de prácticas de las asignaturas de físicas y matemáticas en la facultad, labor que compaginaría con la de ayudante interina de la sección de ciencias del Instituto de Santiago hasta el año 1936, en ambos casos de manera gratuita. A la par realizaba la carrera de farmacia y los dos únicos cursos de ciencias exactas que se impartían en la Universidad de Santiago de Compostela (USC).
Los tres años siguientes corresponden a uno de los momentos más difíciles en la historia de España: la Guerra Civil. La universidad se paralizó por completo y, a las penurias propias de una conflagración, se vino a sumar una denuncia anónima que salpicó también su vida profesional. En 1937 fue sancionada, por motivos políticos, con la inhabilitación para el desempeño de cargos directivos y de confianza, lo que la separó de la docencia en la enseñanza secundaria. Ella siempre consideró que fue simplemente una cuestión de discriminación más que de represalia, ya que le permitieron seguir ejerciendo como profesora en el colegio de niñas huérfanas, Nuestra Sra. de los Remedios de Santiago.
Finalizada la Guerra Civil y reanudada la vida universitaria, su causa fue revisada y obtuvo la rehabilitación en 1940. Aquel año se reincorporó también en su puesto docente de la facultad de ciencias.

Científica y docente incansable
En la década de los cuarenta conoció a Ramón María Aller, fundador del Observatorio Astronómico de la USC, quien la introdujo en el mundo de la astronomía. Con él comenzó su periplo investigador en dicho observatorio, convirtiéndose durante cerca de veinte años en su colaboradora más fiel, disciplinada y meticulosa tanto en los trabajos de gabinete como en los de observación. Muy pronto, el manejo de instrumentos astronómicos como el telescopio refractor de doce centímetros o el anteojo de pasos no tuvieron secretos para ella. Esto le permitió efectuar desde medidas micrométricas de estrellas dobles a pasos de estrellas por dos verticales u ocultaciones de estrellas por la luna. Sus resultados se publicaron en la revista española de astronomía Urania. Una anécdota, que solía recordar la profesora Ferrín, tenía que ver con el intenso frío padecido bajo la cúpula durante las noches de invierno, sin la posibilidad de abrigarse con unos pantalones, prenda que por aquel entonces no se consideraba femenina y que solamente las actrices de cine osaban lucir en la gran pantalla.
En 1950 consiguió otra proeza al licenciarse en ciencias exactas, su verdadera vocación, en la Universidad Central de Madrid, tras estudiar como alumna libre los tres cursos que le faltaban. Ese mismo año el Consejo Superior de Investigaciones Científicas le concedió una beca para realizar tareas de investigación en el Observatorio Astronómico de Santiago, beca que en 1952 se transformó en un puesto de ayudante de investigación.

'Fue pionera en diferentes frentes en la facultad de matemáticas: la primera mujer en fomar parte de su cuadro de profesores, en realizar trabajos de investigación en astronomía y en defender una tesis doctoral'
Al año siguiente ganó, por oposición, una plaza de catedrática de matemáticas en la Escuela Normal de Magisterio de Santander, que ocupará durante dos años. Al cabo de ese tiempo regresó a Santiago, donde se incorporó en la Escuela Normal Femenina.
En 1957, al crearse la sección de matemáticas de la Facultad de Ciencias en la USC, Antonia se convirtió en su primera “profesora”, impartiendo numerosas materias y participando activamente en los primeros años de vida del centro.
Durante esa época continuó investigando bajo la dirección de Ramón María Aller que, junto a Vidal Abascal la animaron y ayudaron a realizar, por libre, los cursos de doctorado en la Universidad Complutense. Fruto de este esfuerzo fue la lectura de su tesis doctoral en 1963 bajo el título Observaciones de pasos por dos verticales. Ese mismo año fue nombrada catedrática de matemáticas en la escuela de magisterio Santa María de Madrid y abandonó Santiago para ejercer sus funciones allí.
Una vez afincada en Madrid, Antonia aceptó la propuesta de la facultad de matemáticas de la Universidad Complutense y se convirtió en profesora adjunta, labor que compaginaría con su docencia en la escuela de magisterio. Fue durante este periodo de tiempo cuando tuve el privilegio de ser su alumna en la asignatura de mecánica celeste, impartida dentro del programa de estudios de astronomía de la UCM. Recuerdo la singular maestría de sus explicaciones.
Con motivo de la celebración del cincuenta aniversario de la licenciatura de matemáticas de la USC en 2008, Antonia Ferrín fue elegida madrina de esta efeméride por ser una estudiante y trabajadora infatigable, una docente versátil a lo largo de sus más de cinco décadas dedicadas a esta labor y por haber sido pionera en diferentes frentes de la facultad de matemáticas: la primera mujer en formar parte de su cuadro de profesores, en realizar trabajos de investigación en astronomía y en defender una tesis doctoral. En reconocimiento a su trayectoria,  ha sido la primera mujer a la que se le ha dedicado un aula en el edificio de la facultad santiaguesa.
En agosto de 2009 se apagó la vida de nuestra primera astrónoma española, la doctora Antonia Ferrín Moreiras, quien contaba con noventa y cinco años.
Josefina F. Ling

https://es.wikipedia.org/wiki/Antonia_Ferr%C3%ADn_Moreiras
http://www-revista.iaa.es/41/antonia-ferr%C3%ADn-moreiras
https://www.mujeresnotables.com/2018/09/12/biografia-de-antonia-ferrin-moreiras/

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