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domingo, 9 de febrero de 2014

Carmen Ramírez Sarmiento




“A los doce años, mi maestra Sta. Lola, le dice a mi madre que yo respondía a un perfil de alumna aventajada y que sería bueno que me diese la oportunidad de estudiar. Mi madre le respondió que detrás de mí, había ocho hijos más y que, si le daba oportunidad a uno/a, tendría que dárselo/a a los demás, y eso, en aquéllos años, era imposible. Causé baja en la escuela y me inicié en la costura”.

Carmen Ramírez, nace en Los Castillejos (Arucas) el 29 de Octubre de 1.932. Es la mayor de nueve hermanos (6 hembras y tres varones), uno de los varones ha fallecido hace unos años. Es hija del matrimonio formado por D. Ambrosio Ramírez Pérez y Doña María del Socorro Sarmiento Marrero (natural de Tejeda) quienes tuvieron quince hijos, de los que, los seis primeros fallecieron (unos, con días de nacidos y otros a los pocos meses).

A los cuatro años de edad, Carmen es llevada a la escuela por una de sus vecinas, y a pesar de que no estaba a mucha distancia de su casa, no le gustaba ir por las tardes porque le decía a su maestra que “tenía que merendar”. A los seis años, pasa a la clase de la Sta. Lola y está hasta los doce años. Recuerda Carmen que fueron unos años muy bonitos los de su infancia, compartía juegos con otras niñas y niños en la calle de San Juan de Dios en el Terrero aprovechando que su madre tenía un puesto de verduras en la segunda casa contigua al Teatro Nuevo. La única responsabilidad que tenía era la de llevar a sus dos hermanos más pequeños hasta su casa para atenderlos y acostarlos. Sus juegos en la calle apenas eran interrumpidos por el tráfico rodado, pues eran sólo tres, los coches que la cruzaban.
Cuando ya no estaba bien visto que una niña de doce años juegue y corretee por la calle, asiste a la costura de Carmita (que fuera esposa de D. Juan Pérez, profesor de auto escuela en Arucas). Esta modista cerró su taller, precisamente cuando se casó, por lo que luego fue al de Rafaelita Lorenzo. Con apenas dieciséis años, Carmen es operada de la columna vertebral, por habérsele diagnosticado el llamado “mal de Po”. Supuso varios meses de estancia en la clínica y luego cerca de once, con una especie de yeso que cubría de cintura para arriba y le impedía ciertos movimientos. Afortunadamente salió bien de ese trance, pues algunos de los médicos consultados, no eran partidarios de la operación. Dos años más tarde, pasaría de nuevo por el quirófano por un problema de fémur.

La muerte de su madre a los 46 años, fue un duro golpe para toda la familia. A Carmen se le humedecen sus ojos, hace una pausa y no puede contener las lágrimas cuando recuerda que por este motivo, sus hermanos más pequeños, fuesen internados en el Colegio San Antonio en Las Palmas. Fue duro separarse de ellos, pero gracias a esa decisión, sus hermanos pudieron estudiar y se sienten muy orgullosos de haber pasado por el San Antonio.

Nuestra conversación transcurría en su domicilio en la Hoya de San Juan y mientras charlábamos, oía desde una habitación contigua un programa de radio al que como es lógico, no prestaba atención, pero sí me extrañaba que Carmen no fuese a la habitación y bajase el volumen. Pronto salí de dudas sin proponérmelo. Resulta que en la habitación donde estábamos, colgaba de una de sus paredes, una hermosa fotografía – mural en blanco y negro con una panorámica del Bentayga tomada en la época de los almendros en flor. Me interesé por ella y me dijo que se la había ganado en un concurso de radio y fue cuando me dijo que la radio era su fiel compañera que estaba prácticamente encendida todo el día y que no sólo había ganado la foto, también una bicicleta estática y un juego de comedor, claro que, de eso, han transcurrido ya bastantes años, era la época de los concursos radiofónicos, sobre todo en Radio Las Palmas. En cuánto a televisión, los documentales y los deportes son sus programas favoritos. Recientemente no se pierde los partidos de Nadal, al que admira, no ya en lo deportivo, sino también por su gran sencillez.

Gran aficionada al cine, nunca pensó que un día se viese en la taquilla de un cine vendiendo entradas. En la mayoría de nuestras ciudades y pueblos, el cine tuvo unos años de esplendor y cuando se anunciaba un estreno importante, se reservaban las entradas con antelación. En nuestra ciudad, el Cine Díaz ponía a la venta los sábados y domingos por las mañanas, las entradas numeradas y hasta allí acude Carmen, cuando D. Cristóbal Díaz le dice que necesita una persona para la venta de entradas en taquilla y que había pensado en ella, acepta y está durante 26 años.

Carmen es una mujer alegre, dinámica, optimista y decidida, como cuando las circunstancias le obligaron a presentarse para la obtención del permiso de conducir y a pesar de no superar la primera prueba del recorrido por un brusco giro a la derecha (y no político), no se desanimó aprobando en la siguiente. Siempre le ha gustado estar en acción, lleva más de veinte años colaborando con Caritas y hasta hace muy poco con el Centro de Mayores. Pertenece al Club de Lectura y formó parte del estupendo Grupo de Labrantes de la Palabra y no se pierde los encuentros con los “Vecinos del Terrero”. Le encanta la natación y viajar, no olvida su estancia en París cuando una de sus hermanas residía en la capital francesa. De nuestra isla le encanta Tejeda, quizás por aquello de que su madre la llevaba desde que era pequeñita y donde suele pasar, con alguna frecuencia, varios días con su familia tejedense.
. Gracias Carmen.
Municipio de Arucas de la Isla de Gran Canaria.

HH

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