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martes, 12 de julio de 2016

Lúa Ocaña fotógrafa


Me llamo Lúa y nací en los 80’s. Hoy en día está de moda todo aquello relacionado con los 80’s así que debo estar de suerte. De pequeña intenté forjarme un futuro montando a caballo, con el punto de cruz, las canicas y una extensa colección de minerales, cromos y gomas de borrar. Todo aquello no funcionó. La mayoría de edad me presionó y me decanté por la Química, resultó algo mejor que lo enumerado con anterioridad pero pese a licenciarme lo dejé aparcado. Ya en el 2004 me instalé en Barcelona por meses y entre una cosa y otra llevo años. Finalmente fue aquí donde encontré mi camino, sorpresivamente no fue ni el punto de cruz ni la química sino la Fotografía. Si de disparos se trata es fácil verme con una cámara analógica en la mano, ese es mi terreno: lo onírico y la plata.




¿Cómo llegó a ti la fotografía? ¿Vino sin que la llamaras o sin saberlo la estabas buscando?

Creo que siempre estuvo latente y de repente fue visible, no como una experiencia nueva sino como algo familiar. Yo estudiaba Química en la Universitat Autònoma de Barcelona cuando se cruzó en mi camino un curso express de laboratorio blanco y negro, sin pensarlo mucho lo hice y desde ese día me impactó tanto el proceso fotográfico que se quedó en mi vida para siempre. La primera vez que revelé una fotografía y apareció ante mí una imagen en papel con aquella luz roja de fondo me pareció estar viviendo un instante de pura alquimia, aquella magia debía quedarse conmigo.

¿De dónde brotan tus imágenes? ¿Qué -o quién- las alimenta?

Sospecho que me alimentan ellas a mí. No me resulta sencillo reconocer el sentido del flujo de creación, dudo sobre orígenes y destinos y a veces me parece muy ambiguo, ¿fotografío una escena porque está hecha para ser fotografiada según mi mirada o la necesidad de fotografiar está en mí y la proyecto hacia fuera? Mi día a día, el mundo que me rodea, las personas con las que comparto experiencias… todo ello me mueve por dentro, suelo llevar una cámara a mano para capturar momentos donde hay un algo diferente, especial.

Si te digo: viaje, rostro, luz, ¿qué responderías?

Me lleva a una ensoñación entre el ayer y el mañana. Realmente el primer flash que me viene a la cabeza es el de una fotografía en blanco y negro de Ralph Gibson donde se ve una mano saliendo de una puerta entreabierta, del interior de la estancia emana luz y no se ve el rostro de la persona que está al otro lado. Es brutal, enigmática e hipnotizadora.

¿Hacia dónde se dirigen tus pasos? ¿Temes que se detengan algún día?

No sé muy bien hacia donde se dirigen mis pasos, quizás no sea tan malo no saber a dónde van e ir descubriéndolo a medida que camino. Por ahora soy menos impulsiva de lo que era, antes necesitaba al menos un carrete por semana, ahora me lo tomo con muchísima más calma. Creo que uno nunca deja de caminar, para mí la fotografía es un proceso mucho más largo que el propio instante del disparo, las pausas y la contemplación también forma parte y está presente en la siguiente toma fotográfica, en cierto modo incluso la ausencia de pasos a veces es parte del camino a esas futuras instantáneas aún no disparadas.



Y por último, tres –o más- fotógrafas que te seduzcan: Dora Maar, Sarah Moon, Diane Arbus, Graciela Iturbide, Francesca Woodman…
Dara Scully, marzo 2016


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HH

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