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viernes, 15 de diciembre de 2017

Lucrecia Pérez Matos, asesinada por extranjera, negra y pobre



Lucrecia Pérez Matos (15 de diciembre de 1959 - 13 de noviembre de 1992) fue una inmigrante dominicana en Madrid, víctima de racismo y xenofobia, el primero que se reconoció como tal en España.

Quería salir de su ciudad. España era su opción para conseguir una vida que le permitiera mandar dinero a su marido y a su hija y asegurarse de que ésta pudiera estudiar.

No encontró ninguna forma legal de llegar hasta Madrid, por lo que confió todos sus ahorros en alguien que se encargara de gestionar su viaje y sortear todas las trabas que suponía llegar a Madrid.

Desde Vicente Noble a Santo Domingo, pasando por Nueva York, París y Bilbao y desde ahí, por fin Madrid, la gran ciudad en la que confiaba para cambiar su vida. Encontrar trabajo. Era ésta la única manera de evitar unos controles policiales y una deportación inminente en caso de que "la pillaran", tal y como ocurría a diario desde el aeropuerto de Barajas. Sólo perseguía un sueño.

Comenzó a trabajar casi de inmediato como empleada del hogar, sin contrato, sin alta en la Seguridad Social y con la absoluta certeza de que sería despedida al primer fallo. Su empleadora consideró, en un gesto de racismo colonial cotidiano, que no realizaba las tareas como ella quería. Sin trabajo, tuvo que vivir en la calle junto con otras compañeras dominicanas, en las ruinas de una discoteca abandonada. Discoteca Four Roses. El sitio maldito.

Por las tardes se juntaban en la plaza para charlar y compartir, pero ya en las miradas de las vecinas y en la persecución de la policía que le pedía los papeles continuamente seguía latiendo ese racismo que pronto la mataría. Los medios de comunicación hacían el resto del trabajo de generación del enemigo lanzando mensajes amenazantes sobre aquello que ocurría en torno a la comunidad migrante que en ese momento comenzaba a verse por las calles.

Todo estaba listo para lo que vendría después. Primero, los de aquí, defenderse contra la invasión. Tres disparos. Una muerte. Y otra vida más que no importaba.

Pero esta vez, no. Esta vez no iba a ser una más, sin nombre, sin cara. Esta vez era Lucrecia Pérez Matos. Tenía 32 años y apenas llevaba mes y medio en España. Vivía en las ruinas de la Discoteca Four Roses en las afueras de Madrid y allí fue donde murió el 13 de noviembre de 1992 cuando José Luis Merino Pérez, de 25 años, la disparó. Guardia Civil de profesión. Fascista neonazi de ideología. Él y su grupo salieron de la Plaza de los Cubos ese día hacia las ruinas de la Discoteca Four Roses para "darle una lección a los negros".

Para las personas migrantes, esta amenaza no era nada nuevo. Lo llevaban sufriendo desde el primer día que pisaron territorio español. Desde el primer control, a las primeras miradas de desconfianza hasta los gritos e insultos que sufrían por la calle o las trabas que se encontraban para, por ejemplo alquilar una casa o conseguir colegio para sus hijas.

La Ley de Extranjería y otras políticas migratorias que criminalizan y persiguen a las personas migrantes junto con la burorepresión a la que se ven sometidas con cada renovación de los papeles o cada trámite cotidiano que han de hacer no son sino la legitimación institucional de los discursos y actitudes más xenófobas y racistas de la calle.

La sentencia de 4 de julio de 1994 de la sección 6º de la Audiencia Provincial de Madrid lo deja bien claro: Lucrecia Pérez Matos fue asesinada por ser extranjera, negra y pobre.
 Tomado del articulo de DIAGONAL



Lucrecia llegó a España buscando un sueño: levantar una casa para su hija Kenia y pagarle una carrera. Ese sueño se hizo realidad, pero tuvo que morir para lograrlo
Los dominicanos nunca habían tenido problemas graves en Aravaca hasta ese 13 de noviembre, pero la zona era un polvorín lleno de pintadas xenófobas. El balazo que recibió Lucrecia fue también un estallido que golpeó las conciencias de la sociedad. Cuando la mataron, los ciudadanos se echaron a la calle en masivas manifestaciones para expresar su indignación; los partidos políticos exigieron que se tomaran medidas contra el racismo y el Gobierno ordenó intensificar la vigilancia contra los grupos radicales, xenófobos y de ideología ultraderechista. Lucrecia Pérez Matos, una mujer de tez morena, pelo rizado, labios gruesos y ojos profundos, dejó de ser una inmigrante más y se convirtió en una mártir.

Ella vivia en  Vicente Noble, un pueblo con 21.500 habitantes que ha visto emigrar a España a más de 6.000 personas, situado a 190 kilómetros al suroeste de Santo Domingo (la capital de la República Dominicana).

A la hija de Lucrecia le dieron una indemnización de 20 millones de pesetas, después de que la Audiencia Provincial de Madrid declarara al Estado responsable civil subsidiario de la muerte de su madre. Con parte de ese dinero, Víctor Trinidad sacó a su hija de la casucha que compartían con otra familia y le construyó un hogar con 'tres aposentos, una sala, cocina, baño y marquesina [una especie de garaje]'. La casa con la que soñaba Lucrecia 

 Tomado del articulo de EVA BOCANEGRA


El domingo 12 de noviembre por las calles de Madrid  se retomó su recuerdo en busca de una sociedad integradora. 


https://www.diagonalperiodico.net/libertades/32269-lucrecia-perez-matos-asesinada-por-ser-extranjera-negra-y-pobre.html
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Lucrecia_P%C3%A9rez
https://elpais.com/diario/2002/11/13/espana/1037142011_850215.html
https://www.elconfidencial.com/sociedad/2012-12-30/lucrecia-perez-20-anos-del-primer-asesinato-racista-en-espana_391632/

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HH

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