Nieves Torres Serrano (Venturada, Madrid, 5 de agosto de 1918 − Madrid, 17 de diciembre de 2013) fue una militante del Partido Comunista de España (PCE), destacada por haber sido presa política de la dictadura franquista durante casi 17 años, siendo una de las represaliadas del franquismo que más tiempo estuvieron en prisión, junto con Manolita del Arco, María Salvo, Soledad Real y Josefina Amalia Villa.
Miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), al producirse el golpe de Estado que dio lugar a la Guerra Civil permaneció en Madrid. Durante toda la guerra se dedicó a la tarea de crear casas de juventud en la provincia de Madrid. Al finalizar el conflicto fue delatada por otro miembro de las JSU. Detenida el 15 de mayo de 1939, tras pasar un mes en la comisaría situada en la calle Núñez de Balboa, fue trasladada a la cárcel de mujeres de Ventas. Allí no se le asignó celda ni sala, sino un patio en el exterior. La cárcel estaba preparada para 500 reclusas, pero en aquellos momentos eran 11000, sin más atención que un plato de comida al día en pésimas condiciones. En un consejo de guerra sumarísimo el 12 de agosto, donde se juzgaron al mismo tiempo a decenas de presos políticos, fue condenada a muerte por ser miembro de las JSU y del Partido Comunista. De los juzgados y condenados a muerte aquel día fueron ejecutados el 9 de septiembre casi todos, veintisiete, con excepción de la propia Nieves, Antonia García y Antonia Hernández, compañeras de las JSU. Un mes después de los fusilamientos le conmutaron la pena por treinta años de reclusión mayor.
En la expedición de reclusas de mayo de 1940 fue trasladada a la prisión de Durango, adonde la dictadura fue enviando un número importante de reclusas como Rosario La Dinamitera o Tomasa Cuevas, procedentes de Ventas o bien de la prisión de Claudio Coello. También entre 1939 y 1940 los traslados de mujeres presas a la prisión de Palma de Mallorca fueron numerosos. Las expediciones, de entre 300 y 500 reclusas, pretendían la dispersión de detenidas y reducir la hacinación en Madrid. A pesar de ello, en mayo de 1940 todavía quedaban en Ventas 5600 reclusas según las fuentes más prudentes. En las prisiones del País Vasco (Durango, penal de Saturrarán y Amorebieta) pasó Nieves Torres siete años. Su último traslado la llevó a la prisión de Segovia, donde en 1949 protagonizó una huelga de hambre junto con otras destacadas presas como Manolita del Arco, María Vázquez, Pilar Claudín, Mercedes Gómez Otero y Josefina Amalia Villa. Salió en libertad en 1955.
Falleció de una parada cardiorrespiratoria en Madrid, el 17 de diciembre de 2013, a los 95 años.
Añadimos la presentación que su hija Marisa Manchado Torres hace de ella
Nieves Torres o el optimismo resistente
Nieves Torres Serrano nació en 1918 en Venturada, un pueblito de la Sierra Pobre madrileña, hoy llamada Sierra Norte (parece que avergüence ser pobre), en el seno de una familia de clase media agraria.
Fue militante y dirigente de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), y delatada por un compañero cuando caminaba por las calles de Madrid, ya en la ciudad vencida de 1939, siendo detenida y sentenciada a muerte. Pero la suerte, esa diosa que estuvo a su lado hasta muy anciana –se fue durmiendo, con 95 años, como siempre había deseado–, hizo que su pena fuera conmutada por 30 años de cárcel, de los cuales pasó 16 en diversas cárceles franquistas.
Compañera y amiga de “Las 13 Rosas” y de “Los 43 claveles”, es decir, de las 13 chicas menores de edad en su mayoría y los 43 chicos, también menores muchos de ellos, militantes de las JSU y fusilados el 5 de agosto de 1939, el mismo día que Nieves cumplía 21 años en la hacinada cárcel de Ventas, luchó infatigablemente por recuperar su memoria y reivindicar las tapias del cementerio del Este, donde fueron fusilados, hasta conseguir que el Ayuntamiento de Madrid colocara una placa conmemorativa.
Mi madre nunca más volvió a celebrar su cumpleaños cuando correspondía y lo trasladó al 8 de diciembre, el día en el que salió de la cárcel de Ventas. De ella podría destacar su honestidad, lealtad a la libertad y la democracia (a la República), y su fuerza y coraje: era imparable cuando tomaba una determinación. Pero, por encima de todo, sobresalía su pasión por el Conocimiento, con mayúsculas, y su fe inquebrantable en la Educación, de nuevo con mayúsculas.
Nieves Torres decía que las maestras de la Institución Libre de Enseñanza habían reforzado su pasión –innata– por la cultura, por la razón, por el conocimiento, por la educación, los puntales sobre los que la Humanidad cambiaría hacia mejor, siempre… Optimista hasta el final, esto es lo que ella pensaba y en los que insistía siempre, no solo como madre.
Quizá lo que más me queda en el recuerdo, además de la alegría de vivir y el optimismo, es su paciencia y serenidad. Era capaz de transmitir calma y esperanza en los momentos más críticos; y tuvo muchos. Rescato de mi memoria el 23 de febrero de 1981, cuando al fin conseguí comunicarme telefónicamente con ella hacia las 23:00 horas. Al otro lado de la línea, su voz cálida y serena me dijo: “Hija, estate tranquila, el golpe ha fracasado”.
https://es.wikipedia.org/wiki/Nieves_Torres
https://te-feccoo.es/2019/02/04/recordando-a-nieves-torres-serrano-mi-madre/
https://www.marisamanchadotorres.com/
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