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lunes, 28 de agosto de 2017

Janet Frame novelista, escritora de cuentos y poeta



Janet Frame, de nombre completo Janet Paterson Frame Clutha (28 de agosto de 1924, Dunedin - 29 de enero de 2004) fue una novelista, escritora de cuentos y poeta neozelandesa.


Su familia fue humilde (su padre era ferroviario y su madre, enfermera y luego sirvienta), lo que le permitió una observación muy diversa de las cosas y la naturaleza. Tras su infancia en Nueva Zelanda llena de cambios por el oficio de su padre, y viviendo siempre en un ambiente modesto, Frame se preparó como maestra. Desde el principio, como muestra en su autobiografía, tuvo una conciencia aguda y dolorosa por el lenguaje. Varias veces fue internada en instituciones mentales, escapando por poco de ser sometida a una lobotomía, modo agresivo de tratar su presunta esquizofrenia. El premio que ganó le evitó esa irreversible experiencia. Su primer libro fue la colección de cuentos The Lagoon (1951). Su novela Owls Do Cry (1957) combina la poesía y la prosa reflexionando acerca de sus investigaciones sobre los límites entre la cordura y la locura.

En conjunto, Frame escribió cinco libros de relatos y doce novelas, varias de las cuales se basan en leyendas maoríes. Incluyen los títulos Scented Gardens for the Blind (1963) y The Carpathians (1988). El segundo de sus tres volúmenes de memorias, An Angel at My Table (1984), fue llevado a la pantalla grande por Jane Campion y premiada en Venecia. Hoy se conoce el conjunto biográfico por ese nombre: Un ángel en mi mesa.

Se considera que Frame es la segunda escritora en importancia, tras Katherine Mansfield, de su país. Ha sido candidata al Nobel, ha merecido diversos premios (como el Commonwealth de literatura). Fue miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras.




En los antípodas de las islas Británicas, Nueva Zelanda constituye un archipiélago cuya lejanía literaria triunfa sobre la geográfica. El destino de la novelista Janet Frame, quien murió discretamente el pasado 30 de enero, confirma estas distancias. Considerada en su país la escritora más representativa y a la vez la más irreductible, sólo fue conocida más allá de los límites patrios después del éxito del film Un ángel en mi mesa (1990) de Jane Campion, basado sobre los tres volúmenes de su autobiografía.
La imagen neocelandesa más frecuente concita maoríes rebeldes y disciplinado rugby. Nada de esto se encuentra fácilmente en los relatos de Frame. Su vida y su obra guardaron una relación inextricable, pero no menos antipódica. La locura y la muerte (nunca el amor) son la materia de la que están hechas las memorias y la ficción de Frame. Pero si en las primeras el tono es ligero, indulgente, humorístico incluso, en la segunda es feroz, implacable, pero también lúcido y como inexplicablemente racionalista.

OCHO AÑOS EN EL MANICOMIO
Una infancia más extraña y caótica que la de todos fue seguida por una adolescencia que tuvo su largo clímax en los ocho años que pasó encerrada en un manicomio, gracias a un diagnóstico erróneo de esquizofrenia.
El padre de Frame era obrero ferroviario en perpetua mudanza; su madre, una mucama que trabajó por un tiempo para la familia de Katherine Mansfield, la cuentista que murió asceta y tuberculosa en Fontainebleau en los brazos de su gurú Gurdjieff, un año antes de que naciera Frame. La pobreza, las deudas, la enfermedad y la tragedia fueron su vida cotidiana. Su hermano mayor vivía epiléptico y rutinariamente apaleado por el padre de Frame; su hermana mayor, Myrtle, se ahogó en una pileta a los 13 años; diez años más tarde, su hermana menor, Isabel, también se ahogó; su madre era de una secta cristiana que atribuía valor religioso a los objetos identificados de la vida diaria.
Frame fue una lectora voraz, y comparaba su vida con la de las hermanas Brontë. Era de una timidez que exacerbaban su pelo de un rojo zanahoria y sus dientes podridos. Estudió magisterio en Dunedin y empezó a estudiar psicología en la Universidad de Otago. En 1945, una inspectora entró a su clase para ver cómo enseñaba; Frame salió del aula para no volver nunca más. Pero siguió estudiando psicología. Una noche tomó aspirinas para suicidarse. A la mañana siguiente se levantó sin secuelas, y escribió un ensayo sobre su tentativa. Sus profesores decidieron que estaba loca.
La acción de la segunda novela de Frame, Rostros en el agua (1961), corresponde casi a la década siguiente que pasó en instituciones mentales. Entre los aullidos y sollozos de sus compañeras de internación, el sadismo de las enfermeras y los electroshocks, Frame consiguió terminar su colección de relatos La Laguna. En 1954 iban a someter a Frame a una lobotomía frontal. Uno de los cirujanos, sin embargo, supo del libro. “Decidí –le dijo– que usted se va a quedar como está.”

DAÑOS COLATERALES
Liberada del hospital, pero frágil por la medicación, fue “adoptada” por el escritor Frank Sargeson, cuyo nombre a veces se asocia con la gay liberation. Frame vivía en una cabaña en el jardín de Sargeson. Durante este período, trabajó en Las lechuzas lloran (1961), una novela sobre cuatro hijos de una familia indigente. A partir de 1956, pasó siete años en Inglaterra. Allí escribió Jardines perfumados para losciegos (1963), la narración de una familia en decadencia que después se revela como el delirio de una mujer internada desde hace 30 años en un neuropsiquiátrico.
De vuelta en Nueva Zelanda, publicó El hombre adaptable (1965), Estado de sitio (1967) y Los pájaros de la lluvia (1968). Esta última es la historia de un joven que se despierta del coma para descubrir que todos se habían resignado a que se muriera; antes que contentos por su recuperación, familia y amigos están fastidiados y desorientados.
El desierto de la alienación y la falta de compromiso afectivo son el tema central de toda la obra de Frame, que no obstante resulta inapresable y aun repugnante para el humanismo liberal o los particularismos reivindicacionistas. En Terapia intensiva (1970), Frame compuso una fábula moral y futurista dirigida a los movimientos sociales: las autoridades deciden suprimir a todos los marginales, pero los que sobreviven a la masacre ejercen después la peor de las dictaduras. Este resumen deja un sabor a dos demonios, que sólo la lectura de la obra desmiente.
Frame siguió escribiendo, y su prosa eufónica y personal alcanzó la fama literaria, primero nacional, y después en el entero ámbito de la lengua inglesa. Muchos describen Viviendo en el Manioto (1981) como su obra maestra. Los años noventa vieron la publicación de los tres volúmenes de su autobiografía. Fueron lo más cercano a una voz pública para esta escritora que vivía clandestina bajo un nombre falso, y que se rehusaba a las entrevistas.
Por Sergio Di Nucci


SOY INVISIBLE

Soy invisible.
Siempre he sido invisible
como la pobreza en un país rico,
como los ricos en sus cuartos velados de sus casas con muchos cuartos,
como las pulgas, los piojos, como lo que crece bajo la tierra,
los mundos más allá del cielo, el viento, el tiempo, las ideas –
el catálogo de invisibilidad es inagotable,
y, eso dicen, no es buena poesía.

Como las decisiones.
Como cualquier otra parte.
Como las instituciones alejadas del camino llamado Scenic Drive.

No más símiles. Soy invisible.
En un mundo poblado por gente de visión binocular después de todo soy parte de la mayoría
mientras que tú y yo caminamos con nuestra lunita creciente de visión en nuestra oscuridad personal
a través de un mundo en el que las decisiones de ser y no ser
se encuentran controladas por la luz
asistidas por las lágrimas y el sueño de la desatención o la muerte.

Soy invisible.
Los amantes atraviesan mi vida para tocarse entre sí,
la lluvia que cae en mí me traspasa como sangre sobre la tierra.
Ninguna cabeza me incluye como conocimiento.
Otorgo libertad a quienes bailan,
a decir la verdad.
Así es. No hay nadie aquí para observar ni escuchar disimuladamente,

y entonces aprendo más de lo que tengo derecho a saber.




LOS CUERVOS

Temprano en la mañana el pasto es una espiral de azul humeante.
Las sombras jorobadas se derriten. La cera oscura
escurre del cielo y yace al pie de los árboles
absorbiendo la cálida impresión del sol.
La cosecha es luz. El invierno, rata que invade
el silo, roerá la semilla dorada.

Imagino que el fervor de las hojas por vivir
ha transformado a muchas mariposas y palomillas color paja
firmando aún su condena con su pasión por la luz,
aleteando como quienes enterrados en vida buscan salir de la tumba.

Los cuervos se ahogan con su propio graznido salvaje.




De Huesos de Jilguero (Universidad Veracruzana, 2015)
Traducciones de Irene Artigas, Lorena Saucedo y Paula Busseniers.


https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-989-2004-03-22.html

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