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lunes, 4 de febrero de 2019

Herminia Concha Galvez, mujer revolucionaria


¿Por dónde empezar cuando se trata de hablar de una mujer del peso de Herminia Concha? Desde su muerte, páginas y páginas se han llenado en homenaje a su persona y ejemplo, creo que solo a quienes nos tocó conocerla de cerca sabemos el tamaño de su voluntad, luchadora incansable, de esas imprescindibles que luchan toda una vida por la revolución. El 7 de julio de 2009 nos dejo esta mujer, proletaria, pobladora, revolucionaria y combatiente internacionalista.
Nació en el año 1934 en el centro de Santiago. Comenzó muy joven su lucha política y social. A los 15 años entra a trabajar en una fábrica de zapatos. Su hermana María Concha, de la Población Emergencia de La Legua, participó en la ocupación de 140 fábricas del Cuero y Calzado el año 1955, en esos años es donde Herminia comienza hacer partícipe de la lucha de los trabajadores. Desde su infancia estuvo ligada a las organizaciones populares y a la lucha de los sin casunnameda, su vida y su historia es la historia de la lucha de clases en Chile durante el siglo XX, compañera de andanzas de grandes luchadores, compartió en la calles y en las luchas con Humberto Valenzuela y Clotario Blest, participó en la fundación del MIR y organizó el Frente de Pobladores junto a Víctor Toro (Melinka como le decía ella). En el Movimiento de Pobladores Revolucionarios trabajo para organizar la lucha de los sin casa, de los pobres de la zona sur de Santiago, conoció y compartió muchas experiencias con Alejandro Villalobos (el Mickey), otro gran luchador dirigente del campamento Nueva La Habana. Lamentablemente el sectarismo de algunos y el dogmatismo de otros, no dejó que se comprendiera la necesidad de la unidad revolucionaria para ofrecerle al pueblo un instrumento político que dirigiese la lucha de los pobres y Herminia junto a otros compañeros es expulsada del MIR, por divisiones que tenían que ver más con teorías y líneas políticas originadas en otras latitudes que con el trabajo concreto de organización del pueblo que ella y otros compañeros realizaban entre los pobres del país.


Como consecuencia de las luchas de miles de pobladores, en mayo de 1970, les entregan sitios a los vecinos en el sector de La Pincoya, al norte de Santiago. La Pincoya es una de las poblaciones más grandes de Santiago y se ubica en la comuna de Huechuraba. Nació de las tomas de terreno en los sesenta, como buena parte de la ciudad.  En estas circunstancias, sin luz ni agua, y hundidos en el barro se declara una epidemia de sarna. Herminia es elegida dirigente. Impulsa la organización de los Sin Casa. Organiza igualmente, junto con 17 compañeras, una Posta de primeros auxilios. En plena construcción política y lucha social ocurre el Golpe de Estado de 1973. Como consecuencia de su lucha política sufrió primero la prisión y luego el exilio, junto a su compañero Adolfo. Herminia parte a Suecia con su familia, pero su recuerdo queda grabado en las mujeres de La Pincoya, especialmente por su trabajo muy concreto en el policlínico del sector.

Inquieta como era, no estuvo mucho tiempo en ese país nórdico donde todo o casi todo está resuelto para los pobres. Empezó a organizar la solidaridad con Chile, cuestión que no era suficiente para su gran espíritu de lucha, ella no se podía acomodar en un exilio dorado como muchos lo hicieron. Entusiasmada con la lucha revolucionaria de los sandinistas en Nicaragua, decidió iniciar una colecta para comprar un tanque a los rojinegros. En medio de esa tarea, probablemente inalcanzable, triunfa la revolución sandinista y Herminia cambia el objetivo del tanque por un tractor que llevó personalmente a las tierras centroamericanas. Allí se puso su uniforme verde olivo y lucho para lograr un lugar junto al resto de las y los compañeros de ese gran pueblo en la defensa de su revolución, trabajó en el aspecto de salud y apoyó a las milicias sandinistas en la defensa de Sapoa, ganándose con mucho trabajo, según sus propias palabras, el derecho a empuñar un ak-47 para defender la revolución de la agresión de la contra. Después de estar un par de años en esas tierras, para ella la misión estaba concluida en Nicaragua y cuando comienzan las protestas nacionales en Chile, entre 1983 y 1984, vuelve a su querida Pincoya. Forma allí una olla común y comienza nuevamente su labor incansable de organizarse en la población. Su experiencia en Nicaragua le decía que era necesario usar la fuerza para terminar con la Dictadura Militar y coopera en ese esfuerzo con las más diversas organizaciones políticas, desafiando cualquier barrera ideológica. El campamento que dejó al irse al exilio ya era una población un poco más consolidada, se instala nuevamente en el Bosque 1 del sector Pincoya donde retoma el trabajo de organización y de lucha con los pobladores, levantan la organización de la ollas comunes para poder garantizar la alimentación mínima a los niños de la población, poco a poco la organización de las ollas crece y toma fuerza, junto a otras mujeres y pobladores levantan los talleres laborales de tejido y el taller del pan, publican un boletín llamado “Marta Cano” en homenaje a una pobladora asesinada por los militares durante una protesta nacional en el añohqdefault 83. No solo estuvo en la organización social y la lucha abierta, gracias a sus conocimientos adquiridos en Nicaragua comienza colaborar con el trabajo miliciano que tenía el Frente Patriótico Manuel Rodríguez en la población, salía en las noches de protesta para atender a los heridos en el combate, no solo eso, participó también en acciones directas de sabotaje al régimen colaborando con Rodriguistas y Lautaristas.

Llegando la democracia, la principal preocupación fue la situación de los presos políticos, tanto los que heredó la Dictadura como los nuevos presos políticos que la falsa democracia iba haciendo en su guerra contra los revolucionarios, las cárceles se volvían a llenar de combatientes y luchadores populares que no se creyeron el cuento de la alegría, y la organización popular que la Herminia dirigía lograba sobrevivir en este duro contexto de cooptación y dispersión del movimiento popular. A comienzos del 2000 Herminia impulsa junto a otros compañeros, de diversos sectores, la lucha por el indulto a las y los presos políticos, creando el movimiento social Encuentro por la libertad. Organización que tras casi 4 años de lucha, donde el trabajo territorial, la propaganda y la solidaridad fueron su principal motor, logra el tan esperado indulto para muchos presos de la Dictadura y la democracia. Luego de recuperar la ansiada libertad, Herminia continúa en el “Encuentro por la libertad” articulando la solidaridad con el pueblo mapuche y sus comuneros detenidos, ganándose el respeto de ese  pueblo.

Un rasgo fundamental de su actitud militante, y que mantuvo hasta el fin de su vida  fue la ausencia total de sectarismo. Trabajó por la unidad de las más diferentes y divergentes corrientes del movimiento popular, entendiendo que solo en la construcción de esta unidad es posible derrotar al enemigo. Sin duda lo que más caracterizó a la Herminia en su trabajo fue su capacidad de acción. No se trata de reivindicar acciones heroicas sino un espíritu de compromiso, de lucha, de sacrificio. Ella luchó hasta las últimas consecuencias, nunca midió imposibles. A veces uno dice que aquellos que entregan la vida son los que caen en combate, pero al pensar en la Herminia uno entiende verdaderamente el poema de Brecht de los imprescindibles, sin duda la Herminia es una imprescindible quien diera cada minuto de su vida a la clase trabajadora, a los pobladores a su pueblo. Esto lo demostró hasta sus últimos días, recorría los pasajes de la población invitando alumnos para el preuniversitario popular o en la organización de los comités de allegados, hasta con la paciencia que mostró con los niños en los talleres infantiles y en la biblioteca.

Su funeral fue el espejo de su vida: popular y combatiente. Desde su casa fue llevada a través de la población la Pincoya donde muchos pobladores salieron a saludar el cortejo con el puño en alto. Luego una barricada. Finalmente fue llevada al Cementerio Parque de Santiago. Hoy no solo recordamos un año más de su lamentable pérdida sino que también rescatamos su ejemplo de lucha, dignidad y solidaridad, a estas alturas solo nos queda decir, ¡Querida Herminia Concha vives y vivirás siempre en las y los que luchan!
 Tomado del texto de  Malva Rosa

1 comentario:

  1. Te recuerdo a 11 años de tu partida, Herminia. Siempre acogedora, siempre fuerte y siempre correcta. Sebe que ti persona y tu ser no pasó y pasará en vano por las vidas de todos los que tuvimos el privilegio de aprender de ti; poco más poco menos...

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HH

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