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sábado, 30 de marzo de 2019

María Moliner bibliotecaria, filóloga y lexicógrafa española autora del Diccionario de uso del español.




María Moliner nació en Paniza (Zaragoza)  ( 30 de marzo de 1900 - Madrid, 22 de enero​ de 1981) en el seno del matrimonio formado por Enrique Moliner Sanz, médico rural, y Matilde Ruiz Lanaja. Era un ambiente familiar acomodado en el que los tres hijos que superaron los entonces frágiles años de la infancia —Enrique, María y Matilde— cursaron estudios superiores. 

En 1902, según testimonio de la propia María Moliner, padres e hijos se trasladaron a Almazán (Soria) y casi inmediatamente, a Madrid. En la capital, según sus propias palabras, los pequeños Moliner estudiaron en la Institución Libre de Enseñanza, donde fue, al parecer, don Américo Castro quien suscitó el interés por la expresión lingüística y por la gramática en la pequeña María.

Los primeros exámenes del bachillerato los hizo  como alumna libre en el Instituto General y Técnico Cardenal Cisneros de Madrid (entre 1910 y 1915). En julio de 1915 pasa al Instituto General y Técnico de Zaragoza, del que fue alumna oficial a partir de 1917 y donde concluyó el bachillerato en 1918. 

Entre 1918 y 1921 cursó la Licenciatura de Filosofía y Letras en la universidad de Zaragoza (sección de Historia) obteniendo sobresaliente y Premio Extraordinario.  

En 1922 ingresó por oposición en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, y obtuvo como primer destino el Archivo de Simancas.  

Tras una breve estancia en Simancas, María Moliner pasa al Archivo de la Delegación de Hacienda de Murcia. Será en esa ciudad donde conocerá al que fue su marido, D. Fernando Ramón y Ferrando, catedrático de Física. La pareja contrae matrimonio en Sagunto, el 5 de agosto de 1925. Es la unión  de dos intelectuales comprometidos con su vocación y con la sociedad en la que viven, a la que tratarán de dar lo mejor de sí mismos.  

A principios de los años treinta, la familia se traslada a Valencia, Fernando, a la Facultad de Ciencias; María, al Archivo de la Delegación de Hacienda de esa ciudad.  La etapa valenciana cubre el período de su mayor plenitud vital. En ella se produce el nacimiento y la crianza de sus dos hijos pequeños, se encarga de la atención de la casa, continua desarrollando su vida profesional, y, sobre todo, comienza su participación en las empresas culturales que nacen con el espíritu de la II República.  

En primer lugar hay que destacar su colaboración  en la Escuela Cossío, inspirada claramente en la Institución Libre de Enseñanza. María Moliner enseñó en ella Literatura y Gramática, y, además, formó parte de su Consejo Director, como vocal, y de la Asociación de Amigos para su apoyo, como secretaria. 

Prestó asimismo, su colaboración entusiasta a las Misiones Pedagógicas de la República, ocupándose de la  organización de las bibliotecas rurales. De hecho, escribió unas Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas que se publicaron sin nombre de autor en Valencia en 1937. Estas indicaciones fueron muy apreciadas, tanto en España como en el extranjero y su presentación preliminar —«A los bibliotecarios rurales»— constituye una pieza conmovedora y un testimonio fehaciente de la fe de la autora en la cultura como vehículo para la regeneración de la sociedad. 

En esta etapa de su vida ocupó puestos importantes de responsabilidad en el terreno de la organización de las bibliotecas populares. En 1935, en el II Congreso Internacional de Bibliotecas y Bibliografía presentó una comunicación con el título «Bibliotecas rurales y redes de bibliotecas en España».

En septiembre de 1936 fue llamada por el rector de la Universidad de Valencia para dirigir la Biblioteca universitaria, pero, ya en plena guerra civil, a finales de 1937, hubo de abandonar el puesto para entregarse de lleno a la dirección de la Oficina de Adquisición y Cambio Internacional de Publicaciones y para trabajar como vocal de la Sección de Bibliotecas del Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico.

La lucidez y capacidad organizativa de María Moliner van a quedar plasmadas en las directrices que redacta como Proyecto de Plan de Bibliotecas del Estado, las cuales se publicarán a principios de 1939 —Pilar Faus (La lectura pública en España y el Plan de Bibliotecas de María Moliner, Madrid, Anabad, 1990.) considera dicho proyecto «el mejor plan bibliotecario de España» (op. cit., p. 132)—. 

Al término de la guerra civil tanto María como su marido y amigos sufren represalias políticas. Muchos de ellos se exilian. Fernando Ramón y Ferrando es suspendido de empleo y sueldo, trasladado a Murcia (1944-1946) y rehabilitado en Salamanca a partir de 1946, donde permanecerá hasta su jubilación en 1962.  

Por su parte, María Moliner es depurada y sufre la pérdida de 18 puestos en el escalafón del Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios, aunque los recuperará en 1958. En 1946 pasará a dirigir la biblioteca de la E. T. Superior de Ingenieros Industriales de Madrid hasta su jubilación, en 1970. 


En esta nueva etapa de su vida, particularmente cuando se instala en Madrid, criados ya sus hijos y separada físicamente de su marido una buena parte de la semana, María Moliner encontrará el tiempo para dedicarse a su interés intelectual más profundo: la pasión por las palabras.  Será entonces cuando comience, hacia 1950, el Diccionario de uso del español que publicará la Editorial Gredos entre los años 1966 y 1967 en 2 volúmenes. Una obra que ha conocido, en esa primera edición, veinte reimpresiones, que ha sido editada en CD-ROM en el año 1995 y que ha sido reeditada en una segunda edición, revisada y aumentada en 1998.

María Moliner representa, sin duda, todo un estilo de "ser mujer en el siglo XX": pertenece al grupo de las pioneras universitarias que ejercen, además, una profesión. Claramente inteligente, y, al mismo tiempo, vigorosamente responsable y generosa para con los demás. Sencilla, espontánea en sus reacciones y elegante, al no ser elegida académica en 1972, María Moliner recibió su jubilación tan discretamente como había vivido, gozando con los pequeños detalles cotidianos.

«Sí, mi biografía es muy escueta en cuanto a que mi único mérito es mi diccionario. No tengo ninguna obra que se pueda añadir para hacer una larga lista que contribuya a acreditar mi entrada en la Academia.
Desde luego es una cosa indicada que un filósofo -por Emilio Alarcos- entre en la Academia y yo ya me echo fuera, pero si ese diccionario lo hubiera escrito un hombre, diría: "¡Pero y ese hombre, cómo no está en la Academia!"»



Las notas tristes de sus últimos años fueron la muerte de su marido y su terrible enfermedad. Una arteriosclerosis cerebral la privó de su lucidez desde 1975  hasta su fallecimiento, el 22 de enero de 1981.



Diccionario de Uso del español (DUE)
Hacia 1952 su hijo Fernando le trajo de París el Learner’s Dictionary of Current English de A. S. Hornby (1948). A ella, que, consciente de las deficiencias del DRAE, andaba ya confeccionando anotaciones sobre vocablos, este libro le dio la idea de hacer "un pequeño diccionario,... en dos añitos". Por entonces comenzó a componer su Diccionario de uso del español, ambiciosa empresa que le llevaría más de quince años, trabajando siempre en su casa. A instancias del académico Dámaso Alonso, que seguía con interés su trabajo y tenía conexiones con la editorial Gredos, Moliner acabó firmando, en 1955, un contrato con esta para la futura publicación de la obra, cuya edición tipográfica fue muy laboriosa.

Su Diccionario era de definiciones, de sinónimos, de expresiones y frases hechas, y de familias de palabras. Además, anticipó la ordenación de la Ll en la L, y de Ch en la C (criterio que la RAE no seguiría hasta 1994), o términos de uso ya común pero que la RAE no había admitido[cita requerida], como "cibernética", y agregó una gramática y una sintaxis con numerosos ejemplos. Como ella misma alguna vez afirmó, "El diccionario de la Academia es el diccionario de la autoridad. En el mío no se ha tenido demasiado en cuenta la autoridad"... "Si yo me pongo a pensar qué es mi diccionario me acomete algo de presunción: es un diccionario único en el mundo".

La primera (y la única edición original autorizada por ella) fue publicada en 1966-67.

En 1998, se publicó una segunda edición que consta de dos volúmenes y un CD-ROM, así como una edición abreviada en un tomo. La tercera y última revisión fue editada en septiembre del 2007, en dos tomos.











https://cvc.cervantes.es/lengua/mmoliner/bermejo.htm
https://www.ugr.es/~anamaria/mujeres-doc/biografia_maria_moliner.htm
https://www.biblogtecarios.es/mercedescarrascosa/diario-bibliotecario-rural/
https://cvc.cervantes.es/lengua/mmoliner/bermejo.htm

2 comentarios:

  1. Decían los latinos "Non omnis moriar" (No moriré del todo). Desde luego bien se puede aplicar a Maria Moliner. Conservo como oro en paño un librito editado por las Misiones Pedagógicas en Valencia.

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  2. Sin duda su aporte a nuestra lengua es trascendental . Si puedes mandarnos una foto del libro, dejaremos constancia de esa tan importante contribución suya a nuestra cultura.

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HH

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